Encontrar el propósito de nuestra vida
La luz de la Tora
Bamidbar (Números 1:1-4:20 )
La parashá describe cómo Dios instruye que cada tribu tenga su propia bandera (deguel). El Midrash proporciona un trasfondo fascinante para este pasaje aparentemente mundano. El Midrash(1) enseña que cuando la Presencia de Dios descendió sobre el Monte Sinaí, descendieron c on Él 22.000 ángeles, cada uno con una bandera. El pueblo judío vio esta escena y comenzó a desear con pasión tener banderas para sí mismos. Dios respondió que, dado que ansiaban tener banderas, les concedería su deseo. Por ello, les dio las banderas en la parashá de esta semana.
Este Midrash necesita explicación. En primer lugar, una bandera es un objeto físico y los ángeles son completamente espirituales. ¿Qué significa exactamente que los ángeles tenían banderas? En segundo lugar, ¿qué tiene de especial una bandera para que el pueblo judío sintiera un deseo tan intenso por ellas?
Rav Isasjar Frand responde que la bandera no es sólo un símbolo físico, sino que representa el propósito de una persona.(2) Cuando se dice que cada ángel tenía una bandera, esto significa que cada uno tenía su propio rol y propósito. Nuestros Sabios (Jazal) enseñan en muchos lugares que cada ángel tiene una tarea específica. Por ejemplo, Rafael sana, y Mijael trae buenas noticias. Cuando el pueblo judío vio que cada ángel tenía una bandera, comprendió que cada uno conocía su papel en el plan celestial. Al ver esto, sintieron un deseo intenso de encontrar su propio propósito en ese plan. En consecuencia, Dios designó una bandera para cada tribu, para que entendieran su propósito.
En realidad, Iaakov ya había asignado propósitos a las tribus cuando las bendijo. Sus bendiciones no eran simplemente lo que percibimos como buenos deseos, sino que les comunicaban su esencia y cualidades, para que pudieran conocer su papel.
Cabe destacar que esta idea no se restringe sólo a las tribus: cada individuo tiene su propio propósito en la vida. Si bien es fundamental que una persona cumpla con la Torá y las mitzvot, diversas fuentes prueban que eso por sí solo no basta para que uno desarrolle su potencial. Por ejemplo, se puede ver esto en ciertas partes del rezo de la Amidá (Shemoná Esré).
Hay varios factores que pueden ayudar a una persona a descubrir su rol único en el mundo. Uno de ellos son sus talentos naturales. Por ejemplo, si tiene talento para escribir, debería intentar usarlo para aumentar la conciencia de Dios en el mundo. De forma similar, Rav Shraga Feivel Mendelovitz hacía un juego de palabras con el versículo «Kabed et HaShem BeHonja»(3) (“Honra a Dios con tus habilidades”) y decía «Kabed et HaShem BeGronja» —»Honra a Dios con tu garganta», es decir, usa tu voz para honrar a Dios. Él citaba el temible Midrash(4) que dice que Navot HaCarmelí fue castigado porque en una ocasión no fue a Jerusalem a cantar, a pesar de tener una voz maravillosa. Fue castigado por no usar su talento natural para aumentar el honor de Dios.
Otro factor que puede ayudarnos a descubrir nuestro propósito es la situación en la que la Providencia Divina nos coloca. A veces una persona se ve obligada, por circunstancias externas, a hacer algo que saca a relucir cualidades previamente desconocidas. Por ejemplo, puede necesitar recaudar fondos para una causa justa y, aunque nunca antes lo había hecho, descubre que tiene éxito en ello. De manera similar, no es raro que alguien atraviese una dificultad o incluso una tragedia que lo motive a ayudar a otros en la misma situación. Un ejemplo de esto es un Rabino que no pudo tener hijos durante muchos años y conocía mejor que nadie el sufrimiento de las parejas infértiles. En consecuencia, fundó una organización que facilita el proceso para esas parejas.
Un punto final que muchas personas desconocen es que a veces uno puede no tener talento ni experiencia en un área específica, y aun así puede sentirse conmovido por observar una necesidad urgente de mejora. Entonces decide esforzarse para llenar ese vacío, y tiene éxito gracias a una gran ayuda Divina como recompensa por su esfuerzo. Un ejemplo notable y reciente de esto fue Rav Meir Shuster. Rav Shuster era una persona naturalmente tímida, que se sentía más feliz estudiando o rezando. Sin embargo, hace muchos años reconoció una necesidad urgente en el pueblo judío: cada día, decenas de judíos seculares visitaban el Kotel y regresaban a sus vidas vacías de Torá. Él vio la necesidad de acercarse a esas personas y ofrecerles alojamiento en un albergue que pudiera servir como base para alentarlos a ir a una ieshivá o seminario. Por ello, se impuso a sí mismo el desafío de actuar contra su naturaleza, se acercaba a desconocidos y conversaba con ellos. Después de muchos años haciendo esto, es imposible saber cuántos cientos de vidas fueron transformadas por su audaz decisión de hacer lo que sentía que era la voluntad de Dios. Pero es claro que, si se hubiera limitado a sus fortalezas naturales, el mundo habría salido perdiendo.
Hemos visto que cada persona tiene un propósito único en el mundo. Que todos podamos tener el mérito de encontrar nuestro propósito… y cumplirlo.
Versión original: Aish Latino escrito por Rav Yehonatan Gefen
Deja una respuesta