120: Eso es vida
El significado del número 120 en el pensamiento judío
Extraído del libro Jewish Wisdom in the Numbers (libro en inglés).
El número 120 marca una vida completa. El tiempo de vida humana promedio (y la medida estándar de una generación) se asocia con el número 70: “Los días de nuestros años son 70 años” (1). Sin embargo, la longitud óptima de vida, como decimos en la bendición que acostumbramos a dar para una vida larga (‘Que vivas hasta los 120′) llega a los 120 años. Esto epitomiza la suma de años que una persona debe vivir su vida.
La literatura rabínica registra muchos eruditos dentro del período histórico de la Mishná que vivieron 120 años (2), pero el individuo más famoso cuya vida de 120 años se encuentra registrada en la Torá es el líder más grande de la historia judía: Moshé Rabeinu.
La vida de Moshé
La vida de Moshé comienza con su nacimiento en secreto debido al edicto egipcio que instruía a matar a todo niño judío que naciera. Fue rescatado del Río Nilo por la hija del faraón, quien lo sacó del agua (3). Mientras crecía en el palacio real, sintió la carga de sus oprimidos hermanos, quienes estaban siendo brutalmente forzados a realizar una labor quebrantadora (4). Después de huir de Egipto, Dios lo eligió en la zarza ardiente para que se convirtiera en el redentor de Israel (5). Moshé tenía 80 años cuando se paró frente al faraón para exigirle que dejara ir al pueblo judío (6). Los 40 años de liderazgo de Moshé duraron desde el Éxodo y el paso por el desierto hasta justo antes de la entrada a la Tierra Santa (7).
La Torá destaca que la destreza física y mental de Moshé no disminuyó con la edad (8). Antes de su muerte, Moshé dio testimonio de que todas sus facultades continuaban completamente funcionales e intactas. Su incapacidad para entrar a la Tierra Santa se debió sólo a que Dios así lo había decretado. En consonancia con los rectos, cuyos años son completos (9), Moshé murió en el mismo día de su nacimiento (10); su vida duró exactamente 120 años (11).
La característica más determinante de la vida de Moshé fue la revelación de la Torá. Su rol en la redención de los Hijos de Israel de Egipto fue sólo para que pudieran recibir la Torá de Dios en Sinaí, y él tuvo un rol esencial en su transmisión al pueblo judío (12). De hecho, hay un paralelo entre días y años en el proceso de recepción de la Torá por parte de Moshé. En su ascensión a la montaña para recibir la Torá hubo tres períodos de 40 días, es decir 120 días en total (13). Esto contiene en un microcosmos los 120 años de la vida de Moshé, la cual estuvo dedicada a enseñarle Torá al pueblo judío (14).
120: Sobre el agua
La hija del faraón le dio al bebé judío el nombre de Moshé porque lo salvó de una canasta que flotaba sobre el Río Nilo: “porque lo saqué del agua”. Esto refleja la naturaleza espiritual única de Moshé en su afinidad con la tzurá, ‘forma’, que es tomada y elevada por sobre el nivel del jómer, la ‘materia’. El jómer es ejemplificado por el agua, cuyo estado líquido no tiene forma definitiva (16).
El Talmud ve una alusión criptica a Moshé en el episodio que relata la corrupción en el mundo previo al Diluvio. “Dios dijo: ‘Mi espíritu no permanecerá en el hombre por mucho tiempo, puesto que él también es carne; por lo tanto, sus días serán ciento veinte años” (17). La frase “puesto que él también” tiene el mismo valor numérico (equivalente a 345) que el nombre Moshé (18). Más aún, el período de 120 años en el versículo es una clara referencia a los años de la vida de Moshé (19).
Hay muchas similitudes sorprendentes entre el período del Diluvio y la vida de Moshé. Interesantemente, la idea de sucumbir o elevarse por sobre las aguas aparece con fuerza en ambas.
Tal como Moshé sobrevivió por medio de ser sacado del agua, de la misma forma la humanidad se salvó temporalmente de las aguas del Diluvio gracias al mérito de Moshé durante un período de 120 años (20). Durante esos 120 años Dios contuvo Su ira. No castigó a los malvados de inmediato, sino que les dio la oportunidad de arrepentirse (21). La instrucción Divina que recibió Noaj de construir el arca en público (22) fue el medio mediante el cual Dios le advirtió a la humanidad que traería el Diluvio destructivo (23).
Los niños recién nacidos en el exilio egipcio fueron condenados a ser arrojados al agua (24); el único que sobrevivió fue Moshé, quien estaba contenido dentro de su arca. Esto tiene su paralelo en los tiempos del Diluvio, cuando toda la civilización se ahogó a excepción de Noaj y los remanentes de la civilización, quienes fueron preservados gracias a haber sido albergados dentro del arca (25).
El arca construida por Noaj durante 120 años simbolizó “la duración de una vida”. Fue el entorno en que los últimos remanentes de la civilización vivirían y sobrevivirían hasta después del Diluvio; después de este, se restablecerían en tierra firme.
120: La vida en ciclos de jubileo
Tal como el arca fue utilizada para restablecer la vida en la Tierra después del Diluvio, de la misma forma Moshé fue el responsable de la aceptación de la Torá, la cual le daría al mundo su resiliencia. De hecho, incluso la creación del mundo tiene una conexión con Moshé: la primera palabra de la Torá, Bereshit, “en el comienzo de…” contiene una alusión a Moshé, quien también es descrito con el término de reshit, ‘primero’ (26).
Por extensión, el período de vida de Moshé de 120 años está relacionado con la completa secuencia continua del tiempo (27). La extensión máxima de tiempo destinada para el universo físico es de seis milenios: “El mundo existirá durante 6.000 años” (28). El tiempo está organizado en unidades concéntricas. Las horas se convierten en días, los días en meses, los meses en años, los años en ciclos sabáticos y, finalmente, los ciclos sabáticos en ciclos de Iovel, el ‘jubileo’ del quincuagésimo año. Este es el ciclo supremo, ya que la llegada de Iovel marca el punto en el que un ciclo está completo. Ahora se da comienzo a un nuevo ciclo (29).
Si uno divide los 6.000 años de la existencia del mundo en estos ciclos de jubileo de 50 años, se alcanza un total de 120. Tal como un período de 50 años se clasifica como una “época”, la expresión expandida del tiempo de vida del universo (6.000) se encuentra manifiesta en la combinación de Iovel —50 años— y el período de tiempo de una vida —120 años— combinados (50×120=6.000).
120: De Moshé a los Hombres de la Gran Asamblea
El impresionante legado de los 120 años de vida de Moshé se transmitiría exitosamente a lo largo de las generaciones. La primera cadena histórica de transmisión de Torá, la cual aparece documentada en la primera mishná de Pirkei Avot, comenzó con Moshé y se extendió hasta los Anshei Knéset Haguedolá, los Hombres de la Gran Asamblea, quienes vivieron en el comienzo del período del Segundo Templo (30).
Este linaje representa la transición de la revelación profética de la Torá Escrita (Moshé) al entendimiento de la Torá Oral (Anshei Knéset Haguedolá). Esta asamblea incluyó a los profetas sobrevivientes de la era del Primer Templo. Entre sus miembros estaban Mordejai, Ezra y Nejemia. Ellos instituyeron muchos decretos para reflejar el cambio de circunstancias (por ejemplo, la formulación textual estándar de las plegarias de la amidá).
Funcionando en calidad de un Gran Sanedrín y teniendo sobre sus hombros la responsabilidad de la preservación de la vida judía en una nueva época de la historia judía, la composición total de los Anshei Knéset Haguedolá era de 120 miembros (31). Interesantemente, el tamaño de una comunidad judía que necesita un Sanedrín es una congregación de no menos de 120 personas (32).
120: De Moshé hasta hoy
En realidad, la marca de la vida de Moshé continúa sintiéndose en todas las generaciones posteriores, hasta este día. El hecho que Moshé haya muerto en su cumpleaños número 120 simboliza que hay un ciclo infinito. Este fue el error fatal de Amán: creyó que el mes de adar, en el que murió Moshé, era una fecha trágica en la historia judía. El hecho de que haya sido en su cumpleaños significa que Moshé simbólicamente sigue viviendo, no a través de sí mismo sino por medio de sus sucesores. En lugar de crear un vacío, su muerte denota un estado de renovación constante por medio de los eruditos en Torá posteriores (33).
Se dice que la “esencia” de Moshé se reencarna en líderes judíos de cada era, quienes continúan la tarea sagrada de consagrar una vida de observancia de Torá que anima a la existencia y a la vida. Esa es la esencia de la vida humana, una vida que, si Dios quiere, se extiende por la misma longitud que la de Moshé: 120 años.
Referencias
1. Tehilim 90:10. Ver “70: La suma de las partes”.
2. Ver Bereshit Rabá 100:10 sobre Rabí Akiva, Rabí Iojanán ben Zakai, etc. Ver también Rosh Hashaná 31b.
3. Shemot 2:5-6, 10.
4. Ibíd. 2:11-13.
5. Ibíd. 3:1-10.
6. Ibíd. 7:7. Ver “80: Con gran poder”.
7. Ver “40: El comportamiento esperado”
8. Devarim 31:2 y Rashi ad loc. 34:7.
9. Ver Tosafot, Jaguigá 17a citando el Ierushalmi, Jaguigá 2:3, el cual declara que David murió en Shavuot. Ver Kidushín 38a y Sotá 13b sobre los justos que mueren en el día de su cumpleaños.
10. Sotá 12b.
11. Devarim 31:2, 34:7.
12. Pirkei Avot 1:1.
13. Ver Rashi, Shemot 32:1 and 33:11.
14. Rokéaj, Devarim 34:7.
15. Shemot 2:10.
16. Maharal, Guevurot Hashem 14. Ver “39: En desarrollo” y “40: El comportamiento esperado”.
17. Bereshit 6:3.
18. Julín 139b.
19. Ver Rashi, Julín 139b.
20. Maharal, Jidushei Hagadot, Julín 139b (Vol. 4, pp. 115-116).
21. Rashi, Bereshit 6:3.
22. Bereshit 6:13-16.
23. Rashi, ibíd. 6:14.
24. Shemot 1:22.
25. Nota la descripción similar que hace la Torá de la tevá de Noaj y de la tevá de Moshé: ambas fueron embardunadas con brea (Bereshit 6:14 y Shemot 2:3, ver Rashi en Bereshit 6:14).
26. Bereshit Rabá 1:4.
27. Tanto Adam como Noaj vivieron casi 1.000 años (930 y 950 años respectivamente). La suma de los años que no vivió cada uno para llegar a los 1.000 da como resultado 120 años, el tiempo de vida de Moshé. Ver Jidá, Dvash Lefi, Erej Moshé.
28. Rosh Hashaná 31a; Avodá Zará 9a. Ver “6.000: El fin del mundo”.
29. Ver “50: El número de la trascendencia”.
30. Pirkei Avot 1:1.
31. Meguilá 17b.
32. Sanedrín 2b y 17b; ver Rambam, Hiljot Sanedrín 1:10.
33 Ver Tanjumá, Ki Tisá 3, mencionado en el contexto de Parashat Shekalim.
Versión original: Aish Latino escrito por Osher Jaim Levene con Rav Yehoshúa Hartman