4 maneras de seguir recuperándote con fuerza a medida que envejeces
La vida seguirá lanzándote desafíos, pero puedes recuperarte a cualquier edad. Estas son cuatro estrategias para crear resiliencia.
Cuanto más tiempo vivas, más probable es que experimentes acontecimientos estresantes importantes en tu vida. Un miembro de la familia que envejece y que necesita cuidados. La muerte de un ser querido. Un revés financiero. Cada año viene con nuevos desafíos.
Las buenas noticias: la resiliencia (o la capacidad de recuperarse y adaptarse) no depende de la edad, los ingresos o la capacidad física. Y no es algo con lo que se nace. Tú puedes construir tus almacenes de resiliencia con hábitos diarios, a cualquier edad.
Trabajar hacia la resiliencia a medida que uno envejece está relacionado con tasas más bajas de depresión y mortalidad. Además, las personas que tienen un alto nivel de resiliencia tienden a ser más activas físicamente y a tener una vida social intensa.
Prueba estas tácticas respaldadas por la ciencia para seguir recuperándote a medida que pasan los cumpleaños.
1. Pasa tiempo con otros
Los resultados de los estudios ya llegaron. Una vida social activa se relaciona con un rebote más rápido ante el estrés. También está ligada a una vida más larga y a una mayor sensación de bienestar. Entonces, ¿cómo se obtienen los beneficios de una buena vida social?
Primero, concéntrate en las personas que significan más para ti. La calidad supera a la cantidad. Por lo tanto, acércate regularmente a tus apoyos saludables, es decir, a tu familia y tus amigos más cercanos. Luego, expande tu mundo social. Los grupos de fe, las organizaciones de voluntarios y los grupos de aficionados son formas de hacer nuevas conexiones.
2. Celebra tu cumpleaños, ¡de verdad!
Los mensajes negativos acerca de envejecer no son difíciles de encontrar. Y esa negatividad puede tener consecuencias.
Las investigaciones muestran que las personas mayores que tienen una actitud negativa sobre el envejecimiento tienden a tener una función cognitiva más baja y un mayor riesgo de demencia. La buena noticia es que también es cierto lo contrario: sentimientos positivos sobre la edad = mejor función cerebral y menor riesgo de demencia. ¿Por qué? Probablemente porque tu actitud hacia el envejecimiento afecta los niveles de estrés.
Si no estás saltando de alegría en tu cumpleaños, está bien. Puedes volver a entrenar tu cerebro con mensajes positivos. Si te encuentras deprimido por tu edad, trata de responderle a esa voz en tu cabeza.
Si piensas que «la vida es dura», cambia tus pensamientos por «la vida es dura y yo sigo viviéndola con alegría». O, ¿conoces a alguien que haga parecer que envejecer es fácil, divertido o digno? ¿Qué te diría esa persona sobre tu negatividad a la hora de cumplir años?
Con la práctica, los pensamientos positivos comenzarán a asimilarse. Y esa nueva actitud puede ayudarte a recuperarte más rápido ante lo que la vida te depara.
3. Tonifica tu cerebro con ejercicio
Es probable que estés al tanto de los beneficios del ejercicio en tu cuerpo: reduce el riesgo de ataque cardíaco, muchos tipos de cáncer y lesiones relacionadas con la edad.
Pero, ¿sabías que el ejercicio regular fortalece tu cerebro de la misma manera que fortalece tu cuerpo? Aunque el tamaño del cerebro disminuye con la edad, las investigaciones han demostrado que el ejercicio puede ayudar a revertir esta situación, y puedes comenzar en cualquier momento.
Un estudio determinó que la actividad física ayudó a los participantes a generar un aumento mensurable en el hipocampo, la parte del cerebro que permite crear y almacenar recuerdos. En otro estudio, los adultos mayores con deterioro cognitivo leve que levantaban pesas dos o tres veces a la semana mejoraron la tonicidad muscular y la función cognitiva.
Y no es necesario hacer demasiado ejercicio: simplemente caminar enérgicamente de 30 a 60 minutos, de tres a cinco veces a la semana, contribuyó a mejoras mensurables en el cerebro.
4. Practica la gratitud
Cuando el estrés golpea, es difícil sentirse agradecido. Pero las personas que practican la gratitud tienden a tener menos síntomas de depresión y sentimientos más positivos en general. Ese es el combustible que necesitas para reformular una mala situación y seguir adelante, en lugar de empantanarte en la negatividad.
Prueba con un diario de gratitud. Tomarse el tiempo para escribir lo que agradece cada día puede hacer que pensar positivamente te resulte más natural.
Además, extiende ese sentimiento de felicidad a los demás mediante la práctica de pequeños actos de bondad. Envíale un sincero agradecimiento a un compañero de trabajo. Compra un café para un extraño. Estás expresando tu gratitud y haciendo un favor a otra persona.
Versión original: Mayo Clinic