La perspectiva judía sobre la amistad
¿Cuál es el verdadero propósito de la amistad de acuerdo al judaísmo?
Los últimos avances tecnológicos hicieron que sea más fácil que nunca mantenerse en contacto con los amigos. Los teléfonos celulares, e-mails y mensajes de texto implican que los amigos nunca están más lejos que tocar un botón. Al mismo tiempo, los avances de los medios de transporte llevaron a que existan mayores distancias entre los amigos, porque la gente se muda mucho más que antes.
Esta facilidad de movilidad afecta a todas las amistades de una u otra forma. Quienes se van tienen que integrarse a un nuevo círculo de amigos, mientras que los que se quedan pierden a algunos de sus compañeros más antiguos. El número de adultos que disfrutan el “lujo” de vivir cerca de sus amigos de infancia es cada vez es menor, y cada vez es más la gente que tiene que establecer nuevas amistades.
Por lo tanto, la tecnología ha hecho que sea tanto más fácil como más complicado mantener las amistades, presentando a nuestra generación con un gran desafío. Veamos qué enseñaron nuestros sabios sobre hacerse amigos, y apliquemos sus lecciones a nuestra época.
El verdadero propósito de la amistad
La Mishná en Pirkei Avot (1:2) nos dice que debemos ‘adquirir’ o ‘comprar’ un amigo (kné lejá javer). Dado que la necesidad de amistad es una necesidad humana básica, que existe en todas las razas desde tiempos inmemorables, no parece que nuestros sabios estén revelando ninguna idea nueva ni instruyéndonos hacer algo que de otra manera no habríamos hecho. Pero si examinamos cuidadosamente sus palabras, veremos que cada una de ellas está imbuida de sabiduría y, como todas sus declaraciones, todo lo que dicen revela un profundo entendimiento que no hubiéramos podido llegar a percibir por nuestros propios medios y a partir de lo cual hay mucho que aprender.
La primera idea novedosa sobre la amistad que aprendemos de la Mishná se refiere al propósito de un amigo. Como explican los comentaristas, el propósito de hacerse amigos es tener alguien de quien aprender y crecer espiritualmente, alguien que nos va a alentar a ser la mejor versión de nosotros mismos y nos va a señalar las áreas en las que necesitamos mejorar.
Esta no es la forma habitual de percibir la amistad. La mayoría de las personas buscan amigos que refuercen sus características de personalidad preexistentes. Lo que los une son las áreas sobre las cuales ambas están de acuerdo, y eso forma la base de su amistad, mientras que las áreas en las que hay desacuerdo son educadamente evitadas.
Sin embargo, los sabios nos enseñan que el propósito de un amigo es expandir nuestra personalidad y ampliar la forma en que pensamos. Precisamente las áreas en las que no estamos de acuerdo son las que nos brindan lugar para crecer y nos proveen la oportunidad de desarrollar las partes de nuestra personalidad que aún no fueron desarrolladas. Nuestras diferencias son la base del crecimiento.
La Torá alude a esta idea en su relato de Adam y Javá, la primera «amistad» que existió entre las personas.
Dios miró a Adam y dijo: «No es bueno que el hombre esté solo». Dios puso fin a la soledad del hombre al crear a la mujer, un ser con un temperamento completamente diferente al del hombre. Vemos que la verdadera compañía no viene de estar con alguien idéntico a ti, sino de estar con alguien que es diferente. En virtud de la forma diferente en que nuestros amigos ven el mundo, pueden ayudarnos a abrir los ojos a nuevos entendimientos.
Por supuesto, el punto no es buscar amigos que sean completamente diferentes y con quienes no tengamos nada en común. Sólo es importante entender que en vez de sentirnos incómodos cuando surjan diferencias, debemos valorar que el principal propósito de un amigo es nuestro desarrollo personal y que las diferencias son las que hacen que esto sea posible.
Comprar un amigo
Después de haber visto lo que nuestros sabios consideran que es la motivación correcta para tener un amigo, analicemos más detenidamente la manera en que expresan su consejo de «kné lejá javer».
Literalmente, la palabra kné significa ‘comprar’. Es interesante la elección de palabras de la Mishná, porque por lo general hablamos de comprar un objeto, no un amigo. Al usar el verbo ‘comprar’, los sabios nos enseñan varias cosas.
En primer lugar, nos enseñan que debemos prestar atención a quién elegimos como amigo. Tal como investigas sobre un objeto antes de comprarlo, para asegurarte que no sea de mala calidad, así también al elegir un amigo debes considerar qué clase de persona es, y asegurarte que esa amistad sea mutuamente benéfica.
Los sabios incluso nos aconsejan respecto a cómo elegir un amigo, al decirnos que busquemos a alguien que esté un nivel por encima nuestro. Teniendo en cuenta que el propósito de la amistad es el desarrollo personal, es lógico que elijamos a alguien que sentimos que puede inspirarnos a crecer y que tiene cualidades que desearemos imitar.
Al elegir una persona que sentimos que es adecuada, tenemos que lograr interesarla en que sea nuestro amigo. A fin de cuentas, que nosotros queramos ser su amigo no implica que el otro sienta lo mismo hacia nosotros.
Esta es la segunda lección que nos enseñan nuestros sabios al usar la palabra ‘comprar’. Comprar siempre implica sacrificar una comodidad para ganar otra. Por ejemplo, cuando compramos un producto, sacrificamos tiempo, esfuerzo y dinero para obtener la propiedad del objeto. Asimismo, para adquirir un amigo, debemos hacer sacrificios en beneficio de esa amistad. Esto incluye ceder de nuestro tiempo, hacer el esfuerzo de hablarle de forma amable, y gastar dinero en regalos para él. Todas estas cosas tendrán el efecto de acercar a nuestro amigo elegido y hacer que él desee ser nuestro amigo.
Elige a tus amigos
El enfoque de la Mishná respecto a hacerse amigos, tal como lo hemos delineado más arriba, es particularmente fascinante, ya que difiere del enfoque acostumbrado. La mayoría de nuestras amistades surgen por sí mismas, sin que las busquemos de forma activa ni que tengamos que prestar mucha atención a aquellos con quienes nos hacemos amigos. Nos encontramos en la misma clase, o vivimos cerca, y antes de darnos cuenta ya somos amigos. Sin embargo, los sabios nos enseñan que debemos elegir de forma consciente a nuestros amigos, tanto respecto a la clase de persona que elegimos como respecto a todo el proceso para llegar a ser amigos.
La diferencia entre cómo tendemos a hacernos amigos (el enfoque al azar) y la forma que enseñan nuestros sabios (el enfoque consciente y activo) lleva a una gran diferencia en el compromiso que tendrán entre ellos los amigos.
Sin duda todos los amigos se brindan algo mutuamente. Si no lo hicieran, no permanecerían siendo amigos durante mucho tiempo. Pero existe una enorme diferencia entre el nivel de autosacrificio que existe entre personas que llegaron a ser amigos «por casualidad», y el nivel de autosacrificio que existe entre personas que eligieron de forma consciente ser amigos.
Esto se debe a que el último grupo reconoce que su amistad es esencial para su propio perfeccionamiento. El amigo elegido no es alguien que simplemente llegó a sus vidas, sino alguien a quien decidieron acercarse de forma deliberada, alguien que posee cualidades personales que admira, alguien en quien ha invertido dinero y energía emocional para llegar a ser amigo. Por lo tanto, se esforzará por su amigo elegido a un nivel mayor que por un amigo al azar, esforzándose al máximo para cumplir sus deseos y ver que esa amistad perdure.
El Talmud dice que cuando los amigos de Job vieron las tragedias que le habían ocurrido, viajaron más de 1.100 kilómetros. En esos días, un viaje de esa distancia probablemente llevaba dos semanas en cada dirección. Esto implica que sus amigos se tomaron más de un mes para ir a consolarlo.
Puede resultarnos difícil entender que alguien se tome tanto tiempo para apoyar a un amigo en un momento de necesidad. Por cierto, podemos llamarlo por teléfono e incluso ir a visitarlo, pero… ¿quién oyó que alguien se tome un mes para ir a consolar a un amigo? Una vez que aprecias la importancia de determinado amigo, y cuán crucial es esa persona para tu propio desarrollo y perfeccionamiento, estarás dispuesto a hacer casi cualquier cosa para construir y mantener esa amistad.
Uno es suficiente
Esto nos lleva a la última palabra de la frase «Adquiere para ti un amigo». El uso de la palabra ‘amigo’ en singular, en oposición a ‘amigos’ en plural, parece extraño. A fin de cuentas, la mayoría de las personas tienen más de un amigo, y si les preguntas probablemente te dirán que tienen «muchos amigos». ¿Por qué entonces la Mishná nos limita diciéndonos “un amigo”?
La respuesta es que la Mishná habla sobre un amigo cercano e íntimo, un amigo con quien compartimos nuestros secretos más íntimos, y por quien viajaríamos hasta la otra punta del mundo. Es difícil tener más de un amigo como este. Cuando la gente dice que tiene muchos amigos, lo que en verdad dicen es que conocen a muchas personas con quienes comparten una relación casual, pero no el «alma gemela» que tienen en mente nuestros sabios.
Esta distinción entre amigos y conocidos es especialmente relevante en nuestra generación. Por un lado, hoy conocemos a más personas que nunca antes, debido a los cambios de los que ya hablamos en el transporte y la tecnología. Al mismo tiempo, la soledad es todavía más prevalente que en las generaciones previas. El New York Times considera que la soledad es una «epidemia nacional». La razón de esto es que en vez de construir una amistad sólida con una sola persona, la gente se relaciona con muchas personas de forma superficial.
De esta manera, una persona puede estar en la incómoda posición de tener «muchos amigos» sin tener en verdad ni uno solo. Puede estar en una habitación llena de personas, rodeado por aquellos que supuestamente son sus amigos, y de todos modos estar muy sola. Quizás debe seguir el consejo de nuestros sabios y buscar un amigo que pueda ayudarlo a crecer, con quien pueda comprometerse a ser amigo e invertir tiempo y dinero para construir una relación firme.
Nuestros sabios nos enseñan que cuanto más espiritual sea una amistad, más tiempo durará. Cuando los amigos sólo están unidos por las circunstancias y las circunstancias cambian, como por ejemplo dejan de estar en la misma clase o se mudan, la amistad se pierde. Sin embargo, cuando los amigos están unidos por el deseo de crecer juntos, sus almas están conectadas y la amistad durará durante toda sus vidas. Posiblemente este sea el aspecto más placentero y reconfortante de lo que nos enseña la Mishná respecto a ‘comprar’ un amigo; es decir, tener un amigo para toda la vida.
Versión original: Aish Latino escrito por Rav Dan Roth