¿Qué causa la pérdida de apetito en una persona que vive con demencia?
Las personas que viven con demencia pueden mostrar signos de pérdida de apetito. La disminución del deseo de comer también puede deberse a un deterioro cognitivo u otros factores subyacentes, como el dolor o la fatiga.
Demencia es un término que describe una pérdida de capacidades cognitivas, que pueden incluir el pensamiento, la memoria, el habla, el razonamiento y otros procesos.
Este artículo analiza cómo la demencia puede afectar el apetito de una persona. También analiza métodos para animar a una persona con demencia a comer y cuándo contactar a un médico.
¿Cómo afecta la demencia al apetito de una persona?
El apetito y los trastornos alimentarios de una persona pueden ser más prominentes en las últimas etapas de la demencia.
En un estudio de 2015, los investigadores compararon varios aspectos del apetito y las dificultades para comer entre diferentes tipos y etapas de demencia. Las dificultades para comer pueden incluir dificultad para tragar y masticar, así como asfixia con la comida.
Sus resultados mostraron que en todas las formas de demencia, el apetito de una persona disminuía. Además, los trastornos alimentarios, como la dificultad para tragar, aumentaron según la etapa y la gravedad de su afección.
En otras palabras, una persona con demencia probablemente mostrará signos de disminución del apetito a medida que avanza la enfermedad.
Causas de la reducción del apetito
Una persona con demencia, como la enfermedad de Alzheimer, puede perder el apetito por varios motivos.
Comer y beber requiere el uso de áreas motoras del cerebro, que coordinan los músculos del cuello y la garganta. La enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia pueden afectar el control que una persona tiene de la masticación y la deglución.
Cuando esto ocurre, un cuidador puede notar los siguientes signos:
- toser o ahogarse con la comida mientras una persona come
- negarse a tragar
- hacer movimientos exagerados de la lengua
- aclarando la garganta
- hacer muecas al tragar
- escupiendo su comida
- babeando
Otras posibles causas de pérdida de apetito pueden incluir:
- Fatiga: La fatiga, o cansancio extremo, puede hacer que una persona con demencia experimente dificultades para comer debido a la falta de energía. Esto podría provocar problemas de coordinación y concentración y hacer que dejen de comer a mitad de la comida.
- Estreñimiento: alrededor del 25% de las personas con demencia experimentan estreñimiento. Esto podría provocar molestias en el abdomen, lo que provocaría que no quisieran comer más y evitaran las comidas en general.
- Depresión: La depresión puede afectar a alrededor del 40% de las personas que viven con la enfermedad de Alzheimer. La afección puede hacer que una persona pierda el interés en comer.
- Malestar: en algunos casos, los problemas con las encías o los dientes de una persona y otras complicaciones en la boca pueden hacer que comer sea doloroso o incómodo.
- Actividad física mínima: la falta de actividad física en personas con demencia puede provocar una disminución del apetito.
- Problemas de comunicación: si una persona con demencia tiene problemas para comunicarse, su negativa a comer puede ser un intento de comunicación. Es posible que estén tratando de decirle a su cuidador que no les gusta la comida o que sienten dolor al comer.
Otro contribuyente importante incluye una disminución del gusto y del olfato. Son comunes en la demencia debido a la degeneración de las neuronas del cerebro.
Cómo estimular el apetito en personas con demencia
En algunos casos, un cuidador o un ser querido puede ayudar a estimular el aumento del apetito o la alimentación de una persona en general.
Es posible que deban probar varios métodos si los problemas de comunicación les impiden conocer la causa exacta del problema.
Algunas sugerencias para que los cuidadores fomenten el apetito en personas con demencia incluyen:
- llevarlos a un dentista para chequeos bucales regulares
- Proporcionar porciones más pequeñas durante las comidas.
- ofrecer opciones de alimentos usando imágenes para que puedan elegir sus alimentos preferidos
- alentar a comer en los momentos en que es menos probable que la persona esté cansada
- hablar con un médico sobre posibles signos de depresión
- ofrecer alimentos más suaves o en puré si tienen dificultades para tragar
- servir alimentos que la persona disfrutará en lugar de comidas nutricionalmente equilibradas
- no limitar las porciones de postre
- servir alimentos con sabores más fuertes
- animándolos a ayudar con la preparación de la comida o poniendo la mesa
Puede ser útil animar a la persona a participar en un programa grupal o comunitario que promueva el ejercicio regular para las personas con demencia. El ejercicio puede ayudar a aliviar el estreñimiento y la hinchazón y ayudar a aliviar la depresión leve, que puede aumentar el apetito o el deseo de comer.
Cuándo un cuidador debe contactar a un médico
Si a un cuidador le preocupa que una persona con demencia no esté comiendo lo suficiente, es posible que desee comunicarse con un médico para pedirle consejo.
Un médico puede ayudar:
- descartar una afección médica subyacente, como dolor dental, estreñimiento o depresión
- Proporcionar consejos adicionales sobre cómo garantizar que una persona obtenga los nutrientes que necesita.
- asesorar sobre suplementos o vitaminas
Finalmente, un cuidador debe llevar a una persona con demencia a hablar con un médico si tiene signos evidentes de desnutrición o no puede comer.
Resumen
A medida que avanza la demencia, el apetito y la capacidad de comer de una persona pueden comenzar a disminuir. Puede ser el resultado directo de la enfermedad o de afecciones relacionadas, como depresión, estreñimiento y fatiga.
Un cuidador puede ayudar a una persona con demencia a comer más con diversas estrategias que tienen como objetivo aumentar su capacidad o deseo de comer.
Si las estrategias no funcionan o la persona muestra signos de desnutrición, un cuidador debe considerar llevarlo a hablar con un médico para su evaluación.
Versión original: Medical News Today