Cómo vivir una vida significativa
Despierta de una vez por todas y escucha tu voz interior.
Tengo una amiga que se casó bastante tarde en la vida. Ella todavía sigue esperando ese momento especial de euforia desatada. En sus propias palabras, su esposo es «la persona que respondió a su lista de deseos», que es idéntica a la que mi madre tenía para mí y a la que su madre tenía para ella. Él es un ortodoncista, alto y religioso (en ese orden). El problema es que ella está cansada de sus promesas de mudarse de su pequeño departamento a una gran casa con un patio trasero y otro delantero, una gran sala de estar y el potencial para decorarla originalmente. Él tiene una enorme deuda de sus préstamos estudiantiles y no está dispuesto a incurrir en más deudas por el momento. El día en que se muden, piensa ella, será el día más feliz de su vida.
Hasta entonces, cada día está teñido por un sutil matiz de gris desesperación. Entre todas las voces que escucha, la más potente es la que le dice: «la vida aún no me ha dado lo que deseo».
Por supuesto, cuando llegue el día en que se mude, inevitablemente tendrá que enfrentar el momento en que otra voz más potente le dirá: «¿Esto es todo lo que la vida tiene para ofrecer?».
A la precoz edad de 18 años, yo estaba segura de una sola cosa: no quería casarme con un hombre para tener seguridad económica, para ganar estatus ni como un refugio contra la soledad. No quería casarme con un hombre que no tuviera una visión de lo que construiríamos. Pocos meses después estaba parada junto a mi novio en nuestra fiesta de compromiso. El enfoque y la resolución de mis pensamientos se habían convertido en realidad en el mundo de la acción. A lo largo de los años de nuestro matrimonio, con todos los dramáticos altibajos inherentes a una relación basada en el crecimiento, nada eclipsó la alegría del momento en que comenzó mi nueva vida. Yo elegí ese momento entonces, y un millón de veces desde entonces.
No soy mejor que mi amiga, sólo más afortunada. Yo también tengo voces internas. Mis padres tenían una visión para mi futuro, la cual consideré. Pero en definitiva, dejé que mi propia voz hablara más fuerte, y por ende fue la que más se escuchó, yo sabía que esa voz me llevaría por el camino adecuado.
La verdadera alegría surge de la sensación de saber que tu vida no ha sido en vano.
Todos fuimos creados con una misión específica, algo que ninguna otra persona ha hecho ni hará. La verdadera alegría surge de la sensación de saber que tu vida no ha sido en vano.
Para poder sentirnos realizados, debemos preguntarnos constantemente quiénes somos, adónde vamos y qué necesitaremos para llegar allí. Estas preguntas son inherentes al hecho de llevar una vida feliz y significativa. La mayoría tenemos un «guion de vida» suministrado por nuestros padres, nuestros compañeros o nuestra comunidad que responde a estas preguntas. ¿Pero acaso esas respuestas son adecuadas para nosotros?
¿Por qué estamos aquí?
Todos estamos aquí para algo. El vecino que está aquí para abrir su casa a cualquiera que necesite comida, el amigo que está aquí para amar a su hijo a pesar de la desilusión de tener un hijo que rechaza todo lo que él considera sagrado, el colega que está aquí y que usa sus palabras para hacer sonreír a aquellos que lo necesitan. Esas son las personas que saben para qué están aquí, y viven con un sentido de propósito y plenitud que para muchos otros es elusivo.
Para encontrar nuestro camino en este mundo, debemos mantenernos alejados de las mayores trampas que hacen casi imposible que lleguemos a realizarnos.
Aprende a oír tu voz, no la de tus padres
Podemos confundir lo que necesitamos hacer con lo que nuestros padres (vivos o muertos) pensaron que debíamos hacer para validar nuestras vidas. Aunque dar placer a los padres es una parte importante de ser un buen hijo, a largo plazo, vivir una vida significativa de la que puedas sentirte apasionado les dará a tus padres la máxima felicidad.
Desarrollar tu potencial requiere esfuerzo constante
Admiramos a las personas que trabajan duro para lograr que las cosas funcionen. Para algunos, la inversión involucra cosas que simplemente no tenemos. Ellos recibieron talentos, carisma y dinero. Cuando miramos un poquito más lejos, vemos que hay otros que invirtieron sus más valiosas posesiones, su misma esencia. Esto es mucho más significativo y valioso que sus recursos. Nunca debemos perder de vista el hecho de que los medios para desarrollarnos están a nuestro alcance. Lo que tenemos es mucho menos importante que lo que somos.
No temas al fracaso
Fracasamos y volvemos a intentarlo. Le damos otra oportunidad, esta vez con toda la pasión y la energía que podemos. ¿Adivina qué? Volvemos a fracasar. Cuando este patrón se repite suficientes veces, dejamos de intentarlo. Cuando escuchamos sobre la travesía espiritual de otras personas, raramente oímos sobre las paradas a lo largo del camino. Los dolorosos desvíos son oportunidades de crecimiento, y son inevitables. Eventualmente, el largo y sinuoso camino nos llevará a donde necesitamos ir, pero sólo si nos apegamos a él.
Claridad y enfoque
Me imagino teniendo una conversación con el ángel de la muerte que se me presenta en un sueño.
—He venido a buscarte, Tzipora.
—¡No! Ahora no, no estoy lista.
Hay un momento de silencio. Es bondadoso y me da tiempo para pensar sobre lo que realmente quiero hacer con los años que me quedan. El momento parece eterno.
—¿Qué es lo que todavía deseas hacer, y cuánto tiempo te llevará? —Insiste él.
Las palabras finalmente surgen…
—Construir. Guiar. Aprender. Mis hijos. Sus hijos. Me llevará años. ¡Dame la vida! La usaré sabiamente.
Y en ese momento, me estremezco al imaginar a mi amiga, mayor y casada, diciendo: «¿Has venido a buscarme? ¿Quieres decir que nunca me mudaré de este pequeño departamento? ¿Moriré antes de dejar los suburbios?».
Es difícil despertar de algunos sueños, pero si somos persistentes podemos aprender a reconocer la llamada de atención que surge de nuestro interior.
Versión original: Aish Latino escrito por Rebetzin Tziporah Heller