El duelo es un camino personal que pasa por muchos pueblos y destinos
El duelo es un camino personal que pasa por muchos destinos.
Este camino comienza en el pueblo de «Entumecido y en shock». Te ves obligado a visitar este pueblo sin previo aviso. No sabías que irías allí. No sabías qué empacar. Y apenas pudiste entender que habías llegado.
Pronto avanzas al pueblo siguiente llamado «No puedo creerlo». Amigos y familia hacen visitas de shivá, suenan teléfonos y llegan consideradas canastas con comida. Estar ocupado con estas visitas y regalos trae una sensación de calma, pero la incredulidad siempre está en segundo plano.
Este viaje no está designado para el descanso y la relajación. Ha sido creado deliberadamente para encontrar de alguna forma en su conclusión cierto sentido de paz y tranquilidad para el alma. Pero es un camino muy largo y no hay forma de hacerlo corto y fácil.
Aunque ocasionalmente puedes viajar a otros lugares que te permiten por el momento reírte y disfrutar, eventualmente te encuentras de regreso en «No puedo creerlo», enfrentando lo surrealista de la situación.
Ahora las visitas son menos, el número de llamadas es menor y tú no entiendes cómo otros simplemente pueden seguir con sus vidas. Y ahí estás tú sentado en el piso…
Mientras sigues el camino, tus viajes te llevan al pueblo de «Enojo y culpa». Pocos viajeros —si es que hay alguno— pueden evitar este pueblo. Está en el mapa, es parte del recorrido y nadie lo puede evitar.
Y justo cuando piensas que ya tuviste suficiente de ese pueblo, cuando crees que estás listo para empacar e irte al próximo, algo aparece de la nada y derrumba todo. Una palabra, un lugar, un nombre… algo trae todo rápidamente de regreso. Entonces, te guste o no, puedes tener que quedarte allí por un buen tiempo.
Pero consuélate sabiendo que los recordatorios dolorosos de hoy eventualmente se convertirán en recuerdos que te traerán calidez y sonrisas mañana. ¿Cuánto tiempo después? Bueno, eso está por verse…
El pueblo siguiente en el viaje del luto tiene un nombre igualmente frío: «Pueblo del miedo». Este es el lugar conocido por inculcar miedo. Miedo del futuro, miedo a lo desconocido, miedo de estar solo. Esperemos que no escojas quedarte ahí por mucho tiempo.
A medida que te acercas a tu siguiente destino, encuentras mucha compañía. Todas las personas que han perdido a un ser querido vienen aquí. Este es el pueblo del «Duelo».
El duelo puede ser abrumador y devastador… si lo permites. El duelo es real y poderoso y si se lo deja sin supervisión te puede inmovilizar. Las tradiciones judías tienen el potencial de proveer un poco de liberación. Kadish, shivá, shloshim, descubrimiento de la lápida y iortzait, cada una tiene una intención única, ofreciendo algo cuando no hay nada que ofrecer.
El duelo es un proceso que necesita seguir su curso, un curso que tú mismo planeas. Cualquier forma en la que escojas reconocer la ausencia de tu ser querido es una forma de conquistar tu dolor. Trabajar sobre tu dolor puede incluir poner un lugar en la mesa de Shabat en donde se solía sentar esa persona; dejar un asiento vacío en el Séder de Pésaj; ir a lugares que eran significativos para ustedes; escuchar música que te trae recuerdos felices o contar historias que a esa persona le encantaba contar.
Trabajar sobre tu dolor es la parte más importante de tu difícil camino. Pero, como un artista, tienes que ser paciente y persistente.
Trabajar sobre tu dolor es la parte más importante de tu difícil camino. Pero, como un artista, tienes que ser paciente y persistente. Paciente para permitir que el proceso se desarrolle y persistente en tu deseo de trabajar en el proceso necesario.
En este pueblo del «Duelo» hay dos atracciones que a primera vista pueden parecer opuestas, pero en realidad trabajan juntas. Puedes hablar, compartir y ser abierto con otros, lo cual te ayuda a aliviar un poco la presión. Y hay momentos cuando el silencio es una poderosa respuesta, momentos contemplativos que te ayudan a enfocarte en lo que puedes aprender de este arduo camino. Cada uno tiene su lugar.
Lo que es extraño sobre este camino es que nunca termina por completo. Probablemente volverás a visitar estos pueblos de vez en cuando. Pero hay un destino al que quieres llegar, el pueblo de la «Aceptación».
Allí es donde te encuentras contigo nuevamente, listo para volver al camino de tu vida, listo para permitirte conscientemente darle la bienvenida a una nueva alegría, junto con el reconocimiento de tu pérdida. A medida que vuelves de a poco al camino de tu vida, con familia y amigos, tus recuerdos de tu ser querido te ayudarán a avanzar para atesorar tu vida aún más.
Versión original: Aish Latino escrito por Laurie Dinerstein-Kurs