Adiós al viejismo y bienvenido el gerofeminismo: de qué se trata este movimiento que no para de crecer
¿Qué es la vejez hoy?, ¿cuáles son sus mayores obstáculos? y cómo viven “las nuevas viejas” su sexualidad, sin mandatos ni ataduras
¿Qué es la vejez hoy? Mientras la pandemia colocó a las personas adultas mayores en una posición de gran fragilidad, son cada vez más quienes levantan su voz para decirle adiós al viejismo. ¿Por qué? Es que todos esos cuidados especiales que han debido tener desde que se propagó mundialmente el virus del COVID-19 ha generado a su vez que se los enarbolara de modo estrecho con una pesada vulnerabilidad en todos los ámbitos de la vida y esto tiene mayor incidencia en el sexo femenino.
Si bien es cierto que con la edad aparecen complicaciones en lo que a salud se refiere, el mandato de las personas mayores encerradas en sus casas se ha constituido a su vez como motor para muchas voces que hoy dicen “basta”.
“Basta de creer que solo servimos para cuidar nietas y nietos, basta de discriminarnos y decirnos lo que podemos o no hacer por la edad, basta de pensarnos como seres sin sexualidad”, son algunas de las consignas que se leen en grupos de redes sociales de diferentes partes del mundo.
La expectativa de vida de hoy es cada día más alta, y desde el momento de la jubilación quedan larguísimos años por disfrutar y vivir. Así, una persona que hoy tiene 70 años no es lo mismo que una con la misma edad pero 20 años atrás.
“El concepto de vejez va mutando con el tiempo y depende de muchos factores como determinantes de salud, lugar de residencia, nivel de educación, tipo de alimentación y procedencia”, explicó a Infobae la psicogerontóloga Agnieszka Bozanic, cofundadora de la Red Gerofeminista Latina y creadora de la Fundación GeroActivismo en Chile.
“Podemos ver personas mayores en muy buen estado. Los determinantes sociales tienen mucho que ver con las políticas públicas en salud para ciudadanas y ciudadanos”, agregó. Y detalló: “Los mismos países son viejistas desde lo estructural, constantemente de alguna manera, dicen que las personas mayores son de segunda clase, objetos de caridad y sobreprotección. Se las considera como enfermas. Eso se va aprendiendo a muy corta edad y se va creciendo con esos estereotipos, que se van reforzando en los medios de comunicación”, aseguró Bozanic.
En esta línea, el gerofeminismo, según la especialista, es un concepto nacido en el contexto de la pandemia que busca incluir en el feminismo la lucha de las personas de sexo femenino mayores, con sus necesidades y demandas particulares, “para evidenciar los viejismos machistas por los que son perjudicadas doblemente en la cotidianeidad”. “Se nos penaliza doblemente: por ser mujeres y hacernos mayores”, apuntó.
La doctora en Derecho Carolina Szmoisz, especialista en Derecho Internacional de los Derechos Humanos, explicó a Infobae: “Al factor de discriminación por edad, se pueden sumar otros como la discriminación por cuestiones de género. En este caso, las mujeres adultas mayores son discriminadas por la edad y por su género, lo cual es muy grave, porque recién ahora las nuevas generaciones vamos tomando consciencia del paradigma androcentrista que impregnó profundamente nuestra cultura actual y empezamos a tener herramientas para defender nuestros derechos. Recordemos que androcentrista es la corriente que sostiene que el hombre es quien tiene una posición central en el mundo”.
Docente de grado y posgrado en la Facultad de Derecho de la UBA, Szmoisz aseguró que si bien los derechos humanos de las personas mayores son los mismos que tienen todas las personas, “desde el derecho se advirtió que este grupo de personas se encuentra en una condición de especial vulnerabilidad” y por ello requiere especial protección de sus derechos.
“Esta protección se materializó en la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores y es fundamental, porque, por ejemplo, pareciera que cuando llegamos a determinada edad ya no somos capaces de decidir con quién vivir, en dónde, cómo manejar nuestros bienes, nuestros tiempos, nuestros vínculos, etc. Pero la realidad es que en nuestro país rige el principio de la capacidad, esto es que podemos decidir sobre nosotros mismos hasta tanto un procedimiento legal establezca que ya no disponemos de esa capacidad”, continuó.
En esta línea, precisó que “hay una vulneración muy grande de los derechos de las personas mayores”, especialmente porque cuando llegan a viejas son ellas mismas las que creen que ya no pueden decidir. Y sostuvo: “Afortunadamente, en la actualidad hay mayor interés porque ya contamos con datos del aumento de la expectativa de vida de las personas a nivel mundial, y el fenómeno de la geronto globalización nos plantea desafíos que hay que pensar en forma urgente. Esto impacta en mayor medida en las personas mayores de sexo femenino porque la estadística indica que su expectativa de vida es aún mayor con respecto a los hombres”.
Existen en este sentido muchos mitos alrededor de las mujeres, que refiere a conjuntos de estereotipos que derivan en conductas discriminatorias hacia mujeres mayores.
Los mitos, en la voz de la psicogerontóloga Agnieszka Bozanic, en diálogo con Infobae.
- Las mujeres no tienen sexualidad.
- Sólo les gusta realizar tareas de cuidado. De hecho existe un síndrome de abuela esclava, cuando las familias obligan a mujeres mayores a realizar tareas de cuidado sin preguntar si quieren o pueden. Se observan cuadros de cansancio extremo y depresión.
- Las mujeres mayores son depresivas. Incluso en dispositivos de salud hay profesionales que piensan esto y en ocasiones se les puede recetar más fármacos como antidepresivos cuando quizás necesitan ir a terapia o estar en contextos sociales más desafiantes, con personas de mismos intereses.
- Las personas mayores son enfermas
Consecuencias del “viejismo machista”
Según Bozanik, todos estos mitos tienen consecuencias directas en la salud física y mental de las mujeres, e incluso en la economía de los países: “Interiorizan de forma negativa el envejecimiento y viven menos en comparación de quienes ven a la vejez de forma positiva”.
En esta línea, un estudio aseguró que “la longevidad aumenta por las autopercepciones positivas del envejecimiento” y que “las autopercepciones de los grupos estigmatizados pueden influir en la longevidad”.
La buena noticia es que de la mano de la mayor longevidad, muchas vejeces comienzan ya a vivirse de una manera diferente. Según la psicogerontóloga, “la nueva vejez se vive de forma positiva, con muchas ganas de hacer cosas nuevas, de no quedarse en casa aislados”. “Es importante visibilizar que hay tantas vejeces como personas mayores, son todas diferentes. Y hay que ofrecer los espacios necesarios para que se desarrollen de modo óptimo”. Y exclamó: “Hoy quedan prácticamente 30 o 35 años de vida por delante después de la jubilación, ¡hay muchísimo por delante!”.
Como parte de este fenómeno, cada día se ven más mujeres luciendo sus canas con orgullo, vistiendo como les place sin responder a mandatos, y participando de actividades en las cuales antes no se solía verlas: en gimnasios, universidades, cursos de idiomas y talleres de todo tipo. Existen múltiples grupos de apoyo en diferentes temáticas, de manera presencial y virtual, comunidades de personas mayores autovalentes que buscan vivir en infraestucturas comunes y compartidas en las cuales puedan ser un soporte mutuo, que se traducen como ambiciosos proyectos de cohousing en Argentina y diferentes partes del mundo.
En esta línea, existen distintas asociaciones y movimientos que se ocupan de ofrecer herramientas valiosas para lograr el empoderamiento y el respeto de los derechos en esta extensa etapa de la vida. Cabe destacar la labor de La Revolución de las Viejas en Argentina. Nació en febrero de 2020 y no para de crecer.
“Reúne actualmente más de 30 mil mujeres de distintas partes del país y también tiene ramas en Chile, Uruguay y España, organizadas en grupos territoriales y temáticos que abordan ejes como trabajo, salud, derechos, sexualidad, viviendas colaborativas y más. Reclaman su derecho a vivir esta etapa de sus vidas libres de estereotipos y discriminación, empoderadas e incluidas en el entramado social”, aseguró a Infobae Liliana Urbina.
Asimismo, tienen proyectos de “viviendas colaborativas”, que es el modo que llaman a lo que internacionalmente se conoce como cohousing. “A través de la autoorganización de grupos en cooperativas o mutuales y en diálogo buscando el acompañamiento del Estado, se desarrollan proyectos en los que los participantes pueden vivir en total autonomía, en su propia casita, con su cocina, su llave, todo, pero además cuentan con espacios, servicios, actividades y mecanismos de toma de decisiones compartidos. Se trata de una elección de vida, de ejercer nuestro derecho a elegir cómo, dónde y con quién envejecer”, esbozó Urbina.
En Chile, en la misma línea, destaca la labor de las Matriarcas Australes, la Red Gerofeminista Latina en América Latina en general, y las Lideresas de Villaverde en España, organización que ha sido destacada este año como parte de “las Otras 100 Mayores Fortunas de España” por Forbes este año.
Existen varias opciones de «cohousing» o «viviendas colaborativas» en nuestra comunidad, entérate de estas residencias haciendo click en el siguiente enlace: https://ciam-cjm.org/instituciones/
Esa publicación internacional decidió elaborar la lista de las Otras 100 Mayores Fortunas de España, “una lista en la que no están quienes destacan por la fortuna que acumulan, sino por la que procuran a los demás. Personas que un día decidieron pensar y actuar para mejorar la vida de otros, con iniciativas de todo tipo, que han hecho que muchos se sientan afortunados”, explicó la revista.
Sobre el grupo español, Forbes publicó: “Se han convertido en uno de los principales actores del barrio de Villaverde (Madrid) y en la reivindicación de los derechos de mayores. Además de la radio se dedican a dar charlas en colegios, colaboran con los Centros Municipales de Salud y con la biblioteca pública. Con Mayor Voz es un programa de radio semanal en el que las secciones contienen desde informativos locales, agendas culturales, entrevistas, historias de vida hasta un rincón poético en el que ‘disfrutar de la magia de nuestras voces líricas’. Sus historias de vida son en muchos casos ejemplos de superación y valentía”.
Emancipación de las vejeces
Bozanik aseguró a Infobae que se trata de un fenómeno de liberación de ataduras para vivir las vejeces como cada cual lo desee: en casa o con muchas actividades, con canas o pelo teñido. No importa cuál sea la decisión, sino que sea tomada de modo auténtica, libre de tabúes, mitos y estereotipos.
En este sentido, el viejismo es en realidad parte de un paraguas mucho más amplio: eledadismo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “el edadismo se refiere a la forma de pensar (estereotipos), sentir (prejuicios) y actuar (discriminación) con respecto a los demás o a nosotros mismos por razón de la edad”.
“Cuando somos niños, nos dicen que no podemos opinar sobre determinadas cosas. Cuando buscamos el primer empleo, se nos discrimina por la edad. Hay infinidad de ejemplos sobre la temática”, apuntó Bozanik.
“Más allá de que hay determinaciones psico biológicas que siguen presentes, hoy en día se llega con menos discapacidades a la vejez, y nuestras fortalezas psicosociales se manejan de otra manera que antes porque la cultura acerca más recursos y posibilidades”, introdujo Ricardo Iacub a Infobae, Doctor en Psicología y Profesor Titular de Psicología de la Tercera Edad y Vejez en la UBA. Y sumó: “En realidad estamos en un momento muy interesante de cambio en lo que refiere a muchas minorías”.
Este movimiento, según el profesor, tiene muchas analogías con el feminismo pero también con otros movimientos minoritarios: “Hablamos de empoderamiento, de prejuicios. Es decir, hablamos con el mismo lenguaje con el cual se motorizaron una serie de grupos en busca de reivindicación”.
El especialista especificó que la sexualidad es un lugar ejemplar para pensar los derechos de los viejos: “Vivimos en una cultura que construyó su estética sobre una base contraria a la vejez. Se suele creer que si la sexualidad no es coital, no existe, o que los viejos no tienen coito y esto no es así. La sexualidad es hoy un factor de recambio cultural”.
“Hoy estamos intentando derribar fronteras culturales que se impusieron y llevan a que los viejos pierdan terreno. Esto se inscribe dentro de lo que podría ser llamado como movimientos civiles en Estados Unidos y nosotros aquí lo llamamos derechos humanos. Hay una tendencia a vivir la vejez de modo diferente, pero todavía hay una mirada negativa sobre esa etapa de la vida”, esbozó Iacub.
En este sentido, expresó que “la pandemia volvió atrás en décadas a la idea del viejo que tiene que estar metido en la casa”, pero que hasta antes de la pandemia se veía una tendencia creciente respecto al nivel de actividad de las personas mayores. “Se observaba un gran despliegue en universidades y en los gimnasios durante todo el día, en centros de jubilados con muchas actividades. Se construyó ese nuevo sujeto, un viejo más actualizado, un viejo que se mueve, que ayuda a sus hijos, que viaja y que piensa que su vida tiene propósito y destino”.
Y concluyó: “Al igual que hoy pensamos que en la orientación sexual no hay géneros prevalentes, del mismo modo tenemos que pensar que no hay edades que sean prevalentes. Existen dos grandes tendencias que se contraponen: los estereotipos sobre la vejez por un lado, y un movimiento cultural de emancipación creciente que le dice adiós al viejismo, con mayor cantidad de mujeres, de proyectos y muchas que empiezan a dejar de avergonzarse y empiezan a llamarse a sí mismas como viejas con orgullo”.
De la sexualidad a la sensualidad
“La sexualidad de las viejas fue la más vedada, es una generación que tuvo una marca muy dura, con la represión sexual muy marcada. Los varones de alguna manera tuvieron más acceso y las mujeres más dificultades. Ellas agradecen mucho poder hablar de estos temas en la actualidad, a mí me emociona mucho. Hoy hay una tendencia a la liberación”, expresó Ricardo Iacub.
Marta Cardonnet es un maravilloso ejemplo de ello. Tiene 71 años, es una abogada con amplia trayectoria, hoy está jubilada y asegura que tiene varias minorías encimadas.
“He tenido 4 parejas estables, señores muy lindos”, aseguró a Infobae. A los últimos los conoció por internet. “A los 58, conocí a alguien 20 años menor que yo, trabajaba como DJ en el mundo del arte, fue una muy linda historia, nos quisimos mucho pero no funcionó. Me separé a los 66 y a los 67 me puse a buscar otra vez por chat. Conocí a un señor muy lindo en una página de encuentros. Hoy llevamos 2 años y medio juntos y estamos conviviendo”.
Le costó mucho encontrarse a ella misma luego de la jubilación ya que sentía que no le quedaba nada pendiente, hasta que fue a un taller de inglés de PAMI con una amiga, en el que habían alrededor de “600 viejas” presentes.
Luego se inscribió en cine, escritura y continuó su viaje por diferentes actividades. Hasta que llegó a un taller de sexualidad en la UBA, que se llamaba “De eso sí se habla”, con la psicóloga y sexóloga Patricia Hidalgo. “Éramos unas 50 personas, en su mayoría mujeres, que descubríamos qué nos pasaba y nuestro derecho a la sexualidad. El lema era ‘Hasta el último suspiro”.
Cuando terminó ese primer taller de sexualidad, como en una especie de cierre, fue con 4 compañeras a un sex shop. “La vendedora me dijo que ella no se imaginaba a su mamá usando esas cosas. Pero me terminó ofreciendo promover sus productos, y así lo hice. Por un buen tiempo, me convertí en su promotora”.
“Un día, en un recital, armé un stand y me puse a vender. Pero se generó un escándalo, se interesaban más en por qué vendía esos productos que en los artículos mismos. Un juguete erótico tiene que tener la naturalidad de lo que es y punto, así como una crema es una crema. No tenía más ganas de dar explicaciones, ya había vivido la experiencia, así que hice un cumpleaños temático y regalé todo”, recordó.
Marta aseguró que, muy lejos del imaginario social, luego de la menopausia “se abre el parque de diversiones”. “Ya no está el fantasma del embarazo ni de la sexualidad genital. No hay necesidad de tener penetración, se modifican los tiempos, son más lentos para la excitación y eso genera que haya que despertar la imaginación de las caricias: el cuerpo pasa a ser una cuestión de exploración que no hemos tenido antes, por falta de educación sexual. Hay un panorama totalmente nuevo, es un redescubrir del cuerpo y las sensaciones”.
Sin embargo, no todas las personas lo viven de esa manera. “Perdiste la capacidad de reproducir, y la sociedad machista y patriarcal piensa que sólo servís para engordar y alimentar nietos, y yo les aseguro que no es así. Estamos en la primavera, o en la calidez del otoño, ¡estamos en la flor de la vida sexual!”, exclamó.
Y especificó: “Cuanto más pasa el tiempo, más lindo puede ser. Con entrelazar piernas, conversar despacito y mientras tocarte, comerte un chocolate, tomarte un vinito o una cerveza, cambia el ritmo de la danza. Se hace menos comprometido lo genital, pasa de sexualidad a la sensualidad”.
“Si todas las abuelas fueran como vos, los jóvenes seríamos otra cosa”, suele decirle su nieta de 15 años.
Marta es escritora de poemas eróticos y tiene grandes proyectos: convertirse en una instagrammer, para hablar sobre erotismo en la vejez en sus redes y aportar lo que sabe a la sociedad; y escribir un libro sobre la temática junto a un grupo guiado por la psicóloga y sexóloga Patricia Hidalgo. “¿Sabés cuántas viejas hay que nunca se tocaron la vagina más que para pasarse el papel o lavarse?”, expresó con fervor.
Y finalizó: “La educación sexual de las viejas y mantener una vida social activa es fundamental para decirle adiós al viejismo para siempre, y vivir vejeces libres de mandatos”.
Versión original: Infobae escrito por Natalie Rodgers