Cuando discrepan los hermanos
5 consejos simples para unir a la familia en la enfermedad o en momentos difíciles de decisión.
Si tu relación con tus hermanos se parece a las de la mayoría de las familias, sin duda a lo largo de los años alguna vez habrán estado en desacuerdo. Por eso no debe sorprenderte si tienen ideas distintas sobre la mejor manera de ayudar a tus padres a medida que avanzan en edad.
Según un estudio llevado a cabo por AARP y la National Alliance for Caregiving (NAC, alianza nacional para el cuidado asistencial), 7 de cada 10 cuidadores afirman que otros familiares ayudan de vez en cuando. Pero solo 1 de cada 10 informa que la responsabilidad se comparte igualmente o sin conflictos. ¿Qué está pasando?
Según los expertos, a la hora de tomar decisiones importantes sobre el cuidado de sus padres, los hermanos con frecuencia suelen asumir los mismos roles de cuando eran niños. Es entonces cuando los viejos resentimientos y antiguas rivalidades provocan discusiones acaloradas o peleas.
Aun así, la experiencia de cuidar a un ser querido mayor puede verdaderamente llevar a hermanos y hermanas en discordia a la cercanía emocional que los eludiera todos esos años. A continuación te decimos cómo:
1. Organiza una reunión familiar antes de que ocurra una crisis.
Si la salud de tus padres se deteriora rápidamente, estarás lidiando con asuntos difíciles; no es aconsejable hacer esto bajo presión. Está atento a las señales de deterioro: cuentas sin pagar; citas sin cumplir; un hogar sucio o abarrotado de cosas que antes era limpio y ordenado; una apariencia desaliñada cuando antes eran meticulosos en el vestir. Todos estos son indicios de alarma que señalan que es hora de reunirse. Si no es posible reunirse en persona, busca servicios gratuitos de teleconferencias en internet. Planifiquen reunirse o comunicarse a través de una teleconferencia por lo menos una vez por semana para que todos se mantengan al día con lo que está sucediendo y lo que se necesita.
2. Mantén una mente abierta.
Deja atrás las cargas emocionales y los encasillamientos de la niñez: tu puedes ser el mayor, pero esto no significa que sabes más que tu hermano menor que vive cerca de tu mamá y ve diariamente exactamente cuán olvidadiza se ha vuelto. Si en cualquier momento la conversación se acalora, pospongan la discusión por 30 minutos y vuelvan a comenzar.
3. Delimita el rol de cada persona, pero se flexible.
Normalmente el que vive más cerca a los padres o el que tiene menos responsabilidades de trabajo y familia se encargará de asumir la mayor parte de las tareas. Pero hay muchas más que realizar además de asegurarse que un padre se alimente bien y llegue a tiempo a las citas médicas. ¿Quién va a pagar las cuentas? ¿Encargarse de hacer las compras y limpiar el baño? ¿Programar citas médicas, actividades sociales y otras visitas importantes? Investiga los recursos comunitarios.
4. Considera contratar a un mediador.
El pago de los servicios de cuidado frecuentemente provoca tensión. Estas discusiones, avivadas por viejos resentimientos o una disparidad económica, se deben resolver ya que afectan otras decisiones: dónde vivirá la persona, si es necesaria alguna atención médica y si puede enfrentar el gasto de tener una empleada doméstica. Necesitarás revisar la información sobre seguros y pólizas de seguro privadas para determinar cuáles servicios están cubiertos, y qué seguro los cubre. Si las conversaciones se convierten rápidamente en confrontaciones, un terapeuta, trabajador social, clérigo o abogado con experiencia en estos asuntos puede facilitar ideas y mantenerlos centrados en los objetivos. Considera designar a una persona —sea un médico de confianza o alguien que ejerza una profesión en el ámbito de la salud— como «estratega médico» que los ayude a ti y tus padres a comparar los beneficios y riesgos de los distintos tratamientos y opiniones médicas.
5. Demuestra tu gratitud.
Está dispuesto a escuchar y bríndale apoyo al cuidador principal y a los demás; habla con ellos con regularidad para demostrar tu apoyo y agradecimiento, tanto como para brindar cualquier ayuda que puedas. Visita a menudo para darle un respiro al cuidador principal, aunque no te lo haya pedido. ¿No te es posible hacerlo? Paga por los servicios para darle a la persona encargada el descanso que tanto necesita.
Versión original: AARP