Dios, ¿estás ahí?
Cómo sentir que Dios es una parte activa de tu vida.
El primero de los Diez Mandamientos es la mitzvá de saber (ladaat) que Dios existe. Maimónides, el destacado codificador judío del siglo XII, comienza su obra magna, el Mishné Torá, declarando: «El fundamento de todos los fundamentos y el pilar de toda sabiduría es saber que existe un Ser Primario que trajo toda existencia a la vida».
En hebreo, la palabra ‘saber’ (ladaat) tiene un significado adicional y sorprendente. En el Libro de Génesis dice: «Adam ‘conoció’ a su esposa Eva, ella concibió y dio a luz a Caín» (Génesis, 4:1). Daat, ‘conocimiento’, también significa intimidad sexual, conocimiento carnal.
¿Por qué se utiliza la misma palabra para ambos? ¿Cuál es la conexión más profunda entre el conocimiento y la intimidad?
La respuesta es que, solo realmente conoces algo cuando lo internalizas y se convierte en una parte de ti. Eso sucede cuando lo que sabes en tu cabeza se filtra y penetra en tu corazón.
Tomemos, por ejemplo, a un fumador. Intelectualmente sabe que fumar es peligroso para su salud y causa cáncer, pero fácilmente desestima los hechos. Al visitar un hospital con enfermos de cáncer, ve de primera mano a pacientes sufriendo de cáncer de pulmón y la realidad lo golpea: fumar puede matarte. ¿Qué cambió? Ya conocía todos los hechos.
Ver las consecuencias en vivo y en directo lo hace real. Solo una vez que esto penetra en su corazón realmente conoce las consecuencias de fumar, incluso si una hora más tarde la desconexión entre mente y corazón reaparece.
El mandamiento de saber que Dios existe comienza con la mente, nuestra herramienta principal para percibir la realidad, pero luego necesita entrar en el corazón, el asiento de tus emociones. Sin conocimiento íntimo, la existencia de Dios permanece como una abstracción desconectada de la vida diaria, haciendo que sea demasiado fácil ignorarlo. El objetivo es integrar lo que sabes que es verdad, sentir la realidad de Dios en tus huesos y crear una relación dinámica, una que esté basada en el pensamiento pero animada con amor.
Es un desafío formidable. El rabino Eliyahu Dessler, un pensador del siglo XX, dijo que «la distancia entre la mente y el corazón es mayor que la distancia entre la Tierra y la luna».
¿Cómo puedes cerrar la brecha para que tu creencia en Dios penetre en la misma fibra de tu ser?
Yo también lucho con esto (¿acaso no lo hacemos todos?) pero aquí hay algunos enfoques judíos clásicos que marcan la diferencia. (Obviamente, esto solo es relevante para aquellos que ya creen en Dios).
Providencia divina
Dios no está en los cielos, divorciado del mundo, desinformado y desinteresado. Dado que Él es el Creador omnisciente y omnipotente que sostiene toda la vida en cada instante, todo lo que sucede es parte de Su orquestación divina. Nada es accidental; las cosas suceden por una razón. Puede que no siempre veas cómo o por qué, pero te sorprenderá cuántas veces puedes detectar la participación activa de Dios en tu vida si es que comienzas a buscarla.
Comienza con los grandes eventos de tu vida, los buenos y los malos. No son una coincidencia. Mira detrás de la providencia divina y ve si puedes determinar un patrón o mensaje que Dios te está enviando.
A veces es solo un guiño, un recordatorio de que Él te respalda, como lo que me pasó hace un par de meses.
Mi esposa fue a recoger a nuestro hijo de 18 años Yehuda, quien tiene síndrome de Down, en la piscina, ¡pero él había desaparecido! El asistente de la piscina dijo que Yehuda se había ido hace más de una hora. No era la primera vez que nuestro hijo ferozmente independiente y curioso se alejaba, pero esta fue la primera vez que sucedió fuera de nuestro vecindario y, naturalmente, estábamos preocupados.
Mi esposa no pudo encontrarlo en los restaurantes del centro comercial cercano, así que llamamos a la policía para que nos ayudara en la búsqueda. Me quedé en casa para atender el teléfono y 90 minutos después mi esposa llamó para decirme que lo había encontrado cenando en la planta alta del centro comercial. Amonestado por la amable policía, ya estaban camino a casa.
Finalmente tuve dos minutos libres para enfrentarme al wordle del día (estoy enganchado con ese juego). Decidí ser rebelde y saltarme mi palabra de inicio habitual, y pensé: «Está bien Dios, dado lo que acaba de suceder con mi hijo Yehuda, ¿cuál sería una palabra apropiada?».
Escribí la palabra «FOUND» (ENCONTRADO) y bingo, ¡lo logré en el primer intento! Las probabilidades de que eso suceda son una fracción de un uno porciento (búscalo en Google si no me crees). ¿Quién dijo que Dios no tiene sentido del humor? Me reí a carcajadas al sentir el abrazo de Dios, recordándome que Él está siempre ahí conmigo.
Gratitud y bendiciones
Dar, reciprocar y apreciar crean una floreciente cuenta bancaria emocional que forma la base de una relación amorosa, ya sea tu matrimonio o tu relación con Dios.
Cuando una pareja se da el uno al otro y expresa gratitud, sin dar nada por sentado, la fuerza de su amor y confianza les permite resistir los ocasionales baches que son parte de todo matrimonio.
Tu relación con Dios funciona de la misma manera. Si descuentas todas las bendiciones que Dios te ha dado a lo largo de tu vida y das por sentado todo el bien que Él derrama sobre ti, no es de extrañar que sientas que Él está distante. Cuenta tus bendiciones y pon a Dios en la imagen; Él es la fuente de los abundantes regalos que tienes en tu vida: tu vista, oído, tus hijos, tu hogar, una taza de espresso…
Haz un balance y recuérdate a ti mismo que estas cosas no aparecieron simplemente en tu vida. Son regalos que has recibido de un Dios amable y súper involucrado que ha demostrado Su amor por ti una y otra vez. Con ojos agradecidos, puedes sentir el amor inquebrantable de Dios.
Por eso los judíos están obsesionados con la gratitud y recitan bendiciones a lo largo del día. Es literalmente el significado de la palabra ‘judío’, yehudí en hebreo, que significa admitir y dar gracias. Porque esa es la base de una relación amorosa.
Así que si quieres sentir que Dios es parte activa de tu vida, abre los ojos, aprecia todas las bendiciones que Él te ha dado y que sigue dándote, y siente Su amor.
Versión original: Aish Latino escrito por Rav Nejemia Coopersmith