Implicaciones de «no escuchar muy bien»
Sabía usted que…
Hay investigaciones que confirman que uno de los riesgos asociados al envejecimiento es la hipoacusia (poca audición) y los trastornos del equilibrio, los cuales están muy ligados a la pérdida de audición.
Para poder prevenir eso, lo ideal es hacerse estudios audiológicos, tan pronto se empiece a manifestar ese problema.
Casi siempre las personas tardan mucho tiempo, incluso años en querer hacerse estos estudios y ¿saben por qué? es difícil aceptar que ya no oímos bien, que no estamos entendiendo todas las conversaciones, que estamos haciéndonos mayores.
Surgen preguntas y aseveraciones como: “Si me hago los estudios, seguro me van a vender un aparato y son caros”; “Mis amigos ni los usan” o tal vez piensen que no se pierden de gran cosa; ¿Qué importa si no entienden todo? Muchos deciden esperar hasta que de plano no escuchan nada o se caen por perder el equilibrio y necesitan hospitalización.
También se sabe que al escuchar menos, nuestro cerebro necesita poner más atención y se desgasta mucho, ya que le falta una buena información auditiva para procesar y entender lo que está pasando. Al desgastarse empiezan a surgir problemas de memoria, uno no entiende bien lo que le dicen y con frecuencia acomoda la frase a su gusto, con lo que cree haber escuchado. También es probable que comiencen a enredar las palabras al decirlas y terminar diciendo otra cosa.
Puedes empezar a tener mareos y perder el equilibrio con el riesgo de caídas peligrosas.
La gente a tu alrededor se empieza a preocupar y tu lo notas.
¿Qué puedes hacer?
No dejar pasar el tiempo, tan pronto te des cuenta tú o la gente que te rodea que no estás escuchando bien, ve con un especialista a hacerte las pruebas audiológicas y te dirá que tipo de aparato necesitas. Si no te adaptas a él, pide ayuda a una terapeuta, pero no lo dejes de usar.
Eso te ayudará a minimizar los riesgos que corres de que tu cerebro se deteriore más.
¿Quieres tener una mejor calidad de vida? Ayúdate y déjate ayudar.
Escrito por: Terapeuta Rebeca Lerman G. – [email protected]