La guerra contra el tiempo. Un artículo de Kol Hanisayón
Tarde que temprano perdemos la guerra contra el tiempo…
Nuestra juventud se nos escapa del cuerpo y la gravedad fuerte y descarada se toma todo aquello que cuidadosamente nos hemos esforzado por mantener en su lugar..
Ya no hay cremas ni pomadas que borren las marcas de tantas risas, penas y enojos de nuestro semblante…
Tomamos vitaminas, colágeno, limón, jengibre, vinagre de manzana, miel y omega 3 y cuanta fórmula hechicera se nos atraviese….
Comemos menos para llenarnos de hambre…
Sudamos cuando hace frío y el sueño nos desvela…
Un día nos damos cuenta que no hay tacón cómodo, que no vemos sin gafas y las raíces de nuestras canas crecen sin piedad…
Que nuestra cintura se va emparejando y nuestras rodillas se van redondeando…
Un día, nos cansamos de imitar en el espejo, a aquella joven que fuimos..
Nos miramos de frente, sin luz cálida ni sombras y por fin aceptamos que hemos vivido más vida de la que nos queda….
Y que bello que ha sido…
Haberlo vivido y sentido..
Haber dado tanto amor, como haberlo recibido…
Adquirir la experiencia y aprender de paciencia…
Que importa si ganó la gravedad,
Que perdimos la guerra contra las arrugas..
Que nos cansamos de hundir el estómago… De sacar el pecho.
Que importa si la belleza ya sale del alma..
Si, esa belleza es infinita y llenita de amor y perdón…
Que las hay más jóvenes y más bellas.
Que importa si tenemos la vida y cada experiencia nos pinta de sabiduría..
Que honor haber sido y continuar siendo madres, esposas, novias, hermanas, abuelas y amigas..
Que aún nos queda mucho amor por vivir y llega sin exigir ni pedir…
Que maravillosa es esta etapa de ser como somos, de amarnos tal cual.
Qué lindo es seguir adelante con todo lo vivido y aprendido…
Elisa Dapena Cruz