La importancia de preservar la vida de acuerdo al judaísmo
La vida humana es un valor primordial en la vida judía que a menudo supera a otras preocupaciones.
Junto con la sabiduría para curar las enfermedades, Dios le ha dado al médico permiso para curar, tal como lo declara la Torá en el caso de una herida corporal: «[El ofensor] debe proveer a su [víctima] una cura completa» (Éxodo 21:19), y la única manera de cumplir esto es, a través de un médico. Por lo tanto, el médico no debe temer estar usurpando una prerrogativa Divina, ni necesita sentir aprehensión por poder lastimar o matar a su paciente, siempre y cuando haga lo mejor que pueda.
Un médico que cura a un paciente cumple con el mandamiento: «Debes devolverle [a tu hermano lo que ha perdido]» (Deuteronomio 22:2). Si se nos ordena devolver a otra persona sus bienes, mucho más debemos hacerlo con su vida y su salud.
Siempre debemos buscar la mejor ayuda médica que sea posible, pero de todos modos rezar a Dios pidiendo ayuda Divina.
Aunque está prohibido confiar en milagros, debemos entender que sin la ayuda de Dios ningún médico puede preservar la vida. Por eso está escrito con respecto a Asa, rey de Iehudá: «Asa cayó enfermo. Pero a pesar de que su enfermedad era grave, no recurrió a Dios sino a los médicos… y murió» (Crónicas II 16:12). Siempre debemos buscar la mejor ayuda médica que sea posible, pero de todos modos rezar pidiendo ayuda Divina.
La decisión de los médicos
Con excepción de los tres pecados cardinales, se debe transgredir cualquier ley religiosa para salvar una vida, tal como decreta la Torá: «Cumple mis decretos y leyes, pues una persona sólo puede vivir [verdaderamente] por ellos» (Levítico 18:5). Vivir cumpliéndolos y no morir cumpliéndolos.
Aunque cuidar el Shabat se considera una de las bases de nuestra religión, el Shabat debe transgredirse de cualquier forma que sea necesaria para salvar una vida. En ese caso, transgredir el Shabat es un acto meritorio, y quien duda en hacerlo es culpable de derramar sangre.
Cuando se transgrede el Shabat en caso de peligro, lo deben hacer adultos responsables, y no niños o no judíos, incluso cuando eso fuera posible. Sin embargo, si es posible evitar transgredir el Shabat sin provocar una demora, está permitido hacerlo.
Asimismo, una persona gravemente enferma o hambrienta puede comer cualquier alimento prohibido si eso es necesario para preservar su vida. En ese caso, todo está permitido, incluso productos derivados del cerdo y pan en Pésaj.
Aunque Iom Kipur es el día más sagrado de expiación, alguien cuya vida corre peligro si ayuna, tiene prohibido ayunar. En ese caso, puede obtener expiación sin ayunar.
En todos los casos de enfermedad o lesión, confiamos en la opinión de un médico. Apenas él dice que existe incluso una duda de peligro, la ley religiosa puede transgredirse para preservar la vida, incluso si no es seguro que determinada cura vaya a ayudar.
En cualquier caso que haya un desacuerdo entre las autoridades médicas, se debe tomar la misma decisión que se tomaría si no hubiera involucrada una prohibición religiosa, ya que cuando se trata de cualquier cuestión de peligro, todas las leyes religiosas deben ignorarse [en gran medida].
Si el paciente mismo siente que su vida está en peligro, debe tomarse su palabra contra cualquier cantidad de médicos que opinen lo contrario. Respecto a este caso, está escrito: «El corazón conoce su propia amargura» (Proverbios 14:10).
Quien actúa en contra del consejo de un médico es considerado responsable por poner en peligro su propia vida.
Si cualquier persona afirma reconocer que una enfermedad o lesión no es peligrosa, debe tomarse en cuenta su palabra, aunque no esté segura, siempre que no lo contradiga un médico competente.
En cualquier caso, no se debe transgredir la ley religiosa para proporcionar un remedio a menos que este haya sido prescrito por un médico o que se sepa que es eficaz. No obstante, si el paciente insiste en que determinado remedio es necesario, se lo puede administrar por su efecto psicológico, siempre que se sepa que no es perjudicial para su salud.
Si un médico sostiene que determinado remedio es necesario, hay que hacerle caso aunque el paciente insista en que no lo necesita. En este caso, el paciente incluso puede verse obligado a tomarlo. Quien actúa en contra del consejo de un médico y se niega a transgredir cualquier ley religiosa es considerado entre los que son piadosos insensatos. Esta persona es considerada responsable de poner en riesgo su propia vida. Sobre este caso, se nos advierte: «No seas demasiado justo» (Eclesiastés 7:16).
Sin dudarlo
Cuando la vida está en peligro, todas las leyes religiosas pueden dejarse totalmente de lado. Por lo tanto, incluso están permitidas cosas que no son necesarias para preservar la vida del paciente, siempre y cuando ellas mejoren su bienestar. De todos modos, no se debe transgredir ninguna ley religiosa si el tratamiento puede efectuarse igualmente bien sin hacerlo. Así mismo, se deben transgredir las leyes menos graves cuando sea posible, pero cuando el peligro es inminente y la celeridad esencial, no hay que preocuparse por estas cuestiones.
Incluso cuando el peligro no es inminente, puede transgredirse la ley religiosa para evitar el riesgo de un futuro peligro. Está prohibido dudar en cualquier caso donde una demora pueda poner en peligro la vida.
Una lesión interna en general se considera peligrosa, y se puede violar el Shabat o cualquier otra ley, sin consultar, para obtener ayuda médica. Sin embargo, incluso en el caso de un dolor interno extremo, no se debe transgredir el Shabat a menos que esto pueda ser una advertencia de una enfermedad grave como un ataque al corazón o apendicitis aguda.
Así también, cualquier lesión en los dientes, encías o los ojos siempre se considera peligrosa. También se puede transgredir el Shabat en el caso de una lesión que pueda llegar a dañar los vasos sanguíneos expuestos, como en el dorso de la mano o los pies, así como cualquier herida causada por un arma mortal. En cualquier caso en que exista peligro de hemorragia excesiva o shock, se requiere atención médica inmediata.
Similarmente se puede violar el Shabat para llevar ayuda médica a una persona con fiebre muy alta, así como a alguien que haya sido mordido por un perro o por otro animal rabioso.
Una mujer que está dando a luz se considera que su vida corre peligro.
Se considera que una mujer que está dando a luz corre peligro si no se toman las medidas médicas adecuadas. Por lo tanto, se la puede llevar al hospital o se puede solicitar ayuda médica cuando comienza el trabajo de parto, incluso en Shabat.
Así también, se considera que el recién nacido corre peligro de vida si no recibe la atención médica adecuada. Por lo tanto, se puede transgredir el Shabat para hacer cualquier cosa que normalmente sea necesaria para el recién nacido.
Si una mujer muere durante el parto, se puede transgredir el Shabat de cualquier manera necesaria para salvar a su hijo nonato, siempre que exista la más mínima posibilidad de que aún esté vivo.
Cuando se trata de salvar vidas, el Shabat puede transgredirse de la manera que sea necesaria. Por lo tanto, si comienza un incendio, este puede extinguirse siempre que haya vidas en peligro. Así también si se derrumba un edificio, se puede excavar entre los escombros para salvar a las víctimas. También si una persona cae a un pozo de agua o corre peligro de ahogarse, se puede hacer todo lo que sea necesario para salvarla. Incluso cuando un niño se encierra en su habitación o en un armario donde puede dañarse a sí mismo o puede asustarse peligrosamente, se puede derribar la puerta o pedir ayuda.
Del mismo modo, si un barco corre riesgo de hundirse, o una persona es perseguida o atacada, se puede trasgredir el Shabat de cualquier manera para salvar la vida.
En caso de guerra, se puede violar el Shabat de cualquier forma para defenderse, ya que muchas vidas están en juego.
Quien transgrede el Shabat en un intento de salvar la vida de otra persona, tiene méritos incluso si finalmente resulta que sus servicios no eran necesarios o si fueron en vano. Del mismo modo, quien salva una vida involuntariamente al transgredir a propósito el Shabat, queda libre de toda culpa.
Se puede violar el Shabat cuando hay alguna posibilidad, por minúscula que sea, de salvar una vida. Por ejemplo, se puede buscar sobrevivientes entre los escombros de un edificio derrumbado, aunque el edificio esté vacío o todos sus ocupantes hayan muerto, siempre que haya alguna posibilidad de que una persona viva haya quedado atrapada. Cuando está en juego la vida, no asumimos probabilidades, ya que el mandamiento de «vivir por ellos» no permite ninguna situación en la que su observancia lleve a la muerte.
Similarmente, el mandamiento de «vivir por ellos» nos obliga a prolongar la vida siempre que sea posible, aunque sea temporalmente. Por lo tanto, si alguien está moribundo, o mortalmente herido, el Shabat puede violarse para prolongar su vida incluso por unos minutos.
Se puede transgredir el Shabat para salvar la vida de un niño muy pequeño o de una persona retrasada, ya que los mandamientos se aplican a ellos, pero están exentos debido a su falta de comprensión. Del mismo modo se puede violar el Shabat para salvar a un feto o a un embrión ya que con el tiempo vivirá para cumplir muchos Shabatot…
Restricciones a las transgresiones
Cuando no hay peligro de vida, no se puede transgredir ninguna prohibición bíblica, aunque la persona esté enferma o sufra.
Si alguna parte del cuerpo corre peligro de quedar dañada permanentemente si no recibe atención médica inmediata, se pueden violar todas las prohibiciones rabínicas para tratarla, aunque no haya peligro de vida. Por ejemplo, está permitido curar un miembro quebrado o dislocado en Shabat. Sin embargo, cuando hay que transgredir una ley bíblica, sólo podrá hacerlo un no judío.
Si una persona está tan enferma que está postrada en la cama, o tiene tanto dolor que se siente mal de forma general, puede ser tratada en Shabat transgrediendo cualquier ley rabínica siempre que no se lo haga de la forma habitual. Similarmente, puede tomar cualquier medicamento necesario o ser tratado por un no judío de cualquier forma necesaria. Por ejemplo, quien tenga un fuerte dolor de muelas en Shabat, puede ser tratado por un dentista no judío.
Quien sufre un dolor simple o una enfermedad menor, tiene prohibido tomar cualquier remedio en Shabat, incluso cuando no exista ninguna transgresión. Todos estos casos están prohibidos por la ley rabínica para que no se los confunda con casos de peligro mortal y se transgreda el Shabat preparando un remedio. Del mismo modo, la persona no puede ser tratada por un no judío, ya que la ley rabínica prohíbe que un no judío haga algo prohibido para un judío, con el fin de preservar la santidad del Shabat. Esto fue lo que Dios nos ordenó a través de Su profeta: «Absténganse de ocuparse de sus propios asuntos en Mi día sagrado…»(Isaías 58:13). Sólo en casos de extremo dolor o enfermedad se hacen excepciones.
Sin embargo, en un caso donde nunca se utiliza medicina y no se trata de preparar un remedio, se puede aliviar el dolor en el Shabat. Por ejemplo, se puede extraer una astilla, incluso con una aguja, o presionar un hematoma con un cuchillo o con hielo.
Está prohibido comer, o incluso tragar, cualquier alimento prohibido como remedio cuando la persona no está gravemente enferma. Sin embargo, las prohibiciones bíblicas relativas a los alimentos prohibidos sólo se aplican cuando se los come para disfrutarlos, ya que esa es la manera habitual de comer. Cuando se mezclan con una sustancia que elimina la posibilidad de obtener placer de ellos, sólo están prohibidos por la ley rabínica y se pueden comer como remedio, incluso cuando no hay peligro para la vida.
Está permitido ingerir como remedio cualquier alimento prohibido dentro de una cápsula no comestible, ya que no toca la boca ni la garganta al tragarlo. Del mismo modo, se puede tomar una medicina hecha de alimentos prohibidos que han sido quemados o reducidos químicamente, ya que no se consideran alimentos.
Ponerse en peligro
Se nos ha ordenado preservar nuestra salud y bienestar, tal como declara la Torá: «Sólo cuídate y guarda muy bien tu alma» (Deuteronomio 4:9) y «Guarden sus vidas cuidadosamente» (ibid. 4:15). Por lo tanto, está prohibido lastimarse deliberadamente o poner en peligro la vida o la salud de cualquier manera. La ley de la Torá misma requiere que seamos más estrictos respecto a un peligro a nuestro bienestar físico que respecto a transgredir sus mandamientos.
Quien pone en peligro su propia vida o la de otra persona es culpable de transgredir el mandamiento «No permitas que haya una situación peligrosa en tu casa» (Deuteronomio22:8). Por esta razón, debemos mantener nuestra propiedad limpia de cualquier cosa que pudiera causar un accidente grave.
Es un pecado sumamente grave provocar la propia muerte, ya sea con intención o por negligencia. Quien lo hace es considerado un asesino, tal como dice la Torá: «Ciertamente tendrás que rendir cuentas por [derramar] tu propia sangre» (Génesis 9:5).
Versión original: Aish Latino escrito por Rav Aryeh Kaplan
Deja una respuesta