Mi Papá se está haciendo viejo…
Es difícil ver cómo el hombre que nos cuidó toda la vida y nos dio todo lo que pudo, está perdiendo su fuerza y en momentos hasta siente que ya no tiene ganas para vivir.
Tratar con dignidad, respeto y consideración a las personas que nos cuidaron y nos enseñaron todo lo que ellos sabían es la mejor manera de expresar agradecimiento y poder dar de vuelta el amor y los cuidados que alguna vez recibimos.
Es triste ver como nuestros héroes pierden su fortaleza y su edad los empieza a limitar. Sin embargo es más penoso no darles la oportunidad de que puedan sentirse cómodos, respetados y queridos.
Sobretodo es una gran pena cuando sin querer y por descuido no ponemos suficiente atención al el trato que hacemos y sin querer los hacemos sentir incompetentes, inútiles o hasta una carga.
La importancia de saber que un acto de consideración, una palabra de respeto y un poco de esfuerzo para ayudar a que la persona siente que sus fuerzas se están desvaneciendo o su salud se ve comprometida es realmente un acto de amor y de verdadera humanidad.
Envejecer es parte de la vida. La realidad es que si llegamos a ser suficientemente afortunados para llegar a una edad avanzada y se tiene conciencia plena y quizá lo único que nos falte sea tener la fuerza necesaria para valernos de forma independiente o tener algunas limitaciones físicas, seremos muy afortunados.
De hecho, quisiéramos que nuestros hijos tengan la suficiente compasión y sabiduría para que nos traten con respeto; lo mismo que estamos dando nosotros a nuestros padres hoy en día.
Si se trata de regresar el control de la vida aun cuando las situaciones están comprometidas. Si se puede recontar la historia familiar con un tono de respeto y consideración, uno puede ayudar a transformar el dolor y la nostalgia en honor.
Qué mejor regalo que recuperar el legado que recibimos y transmitirlo con cariño, para que las nuevas generaciones lleven el ejemplo y la sabiduría que la vida le ha ofrecido a nuestros queridos padres.
A pesar de que cada uno tiene el poder de elegir qué actitud va a tomar cuando las condiciones de la vida cambien o se comprometan, uno puede y tiene el poder de recordar con gratitud lo que se tiene por todo lo que ha recibido.
La vida está plasmada de transiciones estas no siempre son voluntarias, así que estos cambios muchas veces llegan acompañados por resistencias y por el tener que aceptar la nueva realidad se convierte en un reto inesperado.
Ayudar a que mi padre pueda aceptar los cambios que le llegan y que pueda dejar de luchar contra sus propias resistencias me ayuda a sentirme valioso y que mi padre se pueda adaptar a su nueva realidad con dignidad.
No se trata de juzgar si mi padre fue el padre que hubiera querido tener, se trata de ser la mejor persona que yo puedo ser y de dejar ese legado como un ejemplo y un testimonio de mi existir.
La receta
Amando a mi padre
Ingredientes:
- Ejemplo – acciones diarias que enseñan e inspiran
- Amor incondicional – aceptación y cariño sin pedir explicaciones
- Respeto – reconocer el valor y agradecer con dignidad la forma de ser de cada uno
- Conciencia – aceptar la condición y la situación sin juzgar o tratar de ajustar la realidad
- Consideración – responsabilidad y cuidado con paciencia y sensibilidad
- Afirmación Positiva para amar a mi padre
Agradezco a la vida la posibilidad de tener un padre que me pueda acompañar en mi vida adulta. Respeto y honro a mi padre, él me ha dado la vida y me ha ayudado a ser la persona que soy hoy en día. Reconozco que mi padre no es perfecto, tiene sus fallas, sus carencias y también su sabiduría y su forma única de ver la vida.Cuido y respeto a mi padre con amor y consideración. Reconozco que mi padre y yo no somos iguales, él siempre será mi padre y mantengo el respeto que se merece. Ayudo, respeto y cuido a mi padre. Tratar a mi padre con dignidad es mi elección y una forma de agradecerle todo lo que él hizo por mi.
Beneficios de tratar bien a mi padre:
- Mi padre es un hombre que me guía, acompaña y protege. Los ejemplos no siempre son claros y concretos, algunas veces desde lejos y en silencio, otras con amenazas y confrontaciones pero siempre con la intención de que yo sea una mejor persona.
- Su experiencia me guia y me ubica. Algunas veces con buenos y sabios consejos otras con amor incondicional pero siempre con la seguridad de que mi padre estará cerca de mi cuando lo necesite.
- Reconozco el valor y la fragilidad de la vida con la presencia de mi padre. Su mirada y sus testimonio de vida es el mejor regalo que él me puede dar. Gracias a verlo hoy sé que yo y mis hijos tenemos una historia y un futuro.
Como me ves… te verás, tratame como quieres que te traten no me juzgues y no me critiques ya que hice lo mejor que pude con lo que me tocó vivir.
Versión original: La Kehile escrito por Becky Krinsky