No discutas cuando estás enojado
Vete a dormir enojado, porque el peor momento para enfrentar un problema es cuando estás irritado y molesto.
Un sabio rabino me enseñó: “Puedes enojarte o puedes resolver el problema, pero no puedes hacer ambas cosas a la vez”.
Si quieres resolver un problema y mejorar tu relación, no trates de enfrentarlo en el momento en que las emociones arden. El peor momento para tratar de resolver un problema es cuando estás irritado y molesto.
Las ramificaciones del enojo
Muchas de las parejas con quienes he trabajado provocaron graves daños a su relación con cosas que dijeron en momentos de enojo. Quizás no era lo que en verdad querían decir. En ese momento estaban furiosos y lanzaron la primera cosa que les vino a la mente, pero luego no pueden retractarse.
Cuando las cosas comienzan a encenderse, lo mejor es alejarse. Espera hasta que te calmes.
El funcionamiento de nuestro cerebro se ve impactado por el estado de nuestro cuerpo. Cuando tu ritmo cardíaco es de alrededor de 99 latidos por minuto, se apaga la parte frontal y madura de tu cerebro y asume el control la parte baja, el cerebro reptiliano. Esta es la parte del cerebro que dirige la lucha o huida, que lanza los comentarios más espantosos que se le pueden ocurrir, incluso si se dirigen a la persona que más amas en el mundo. Esta es la parte del cerebro que vive sólo en el momento y no planifica para el futuro.
Cuando estás alterado emocionalmente, no puedes tomar buenas decisiones. No puedes evaluar la situación apropiadamente ni encontrar una buena respuesta.
Cuando estás alterado emocionalmente, no puedes evaluar la situación apropiadamente ni encontrar una buena respuesta.
Por lo tanto, cuando tu pareja dice o hace algo que realmente te molesta, ese no es el momento para conversarlo. Muérdete la lengua (fuerte, si es necesario) y evita decir ese comentario hiriente o sarcástico. No vale la pena. La satisfacción de una relación segura y afectuosa supera por lejos la satisfacción de una «buena» ofensiva.
Si es necesario, sal de la habitación. Haz otra cosa. Distráete, cálmate. Puedes escribir lo que te molesta si temes olvidarlo. Un día más tarde estarás en una posición mucho mejor para discutirlo de una forma constructiva y no destructiva.
Cuando notes que una conversación comienza a tomar un tono desagradable, ese es el momento de decir: “Esta conversación no va por buen camino. Hagamos una pausa y lo retomemos en media hora”. Retírate incluso si tu pareja insiste: “No. ¡Vamos a resolver esto ahora mismo!”
También ayuda estipular cuándo regresarás para continuar la conversación, ya sea en media hora, al día siguiente durante el desayuno o a las 7 de la tarde. Asegúrate de regresar en ese momento para mostrarle a tu pareja que no tratas de ignorar un problema que para el otro es importante.
Cuando te alejes, no sigas dándole vueltas al problema. Piensa en otra cosa. Dedícate a una actividad que te guste, ya sea hacer yoga, un juego de video o pasear al perro. Despeja tu mente y cálmate.
El habitual consejo de: “Nunca te vayas a la cama enojado”, es terrible. Si estás enojado, no estás en posición de resolver el problema. No te molestes en intentarlo. Date un descanso y luego resuélvelo, con calma y con una mente racional.
Es normal enojarse de vez en cuando. Recuerda que lo mejor es tratar de resolver los problemas cuando estás tranquilo. De esta manera evitarás innumerables heridas en tu relación más importante.
Versión original: Aish Latino escrito por Rav Raffi Bilek