Por qué juzgar a los demás favorablemente es tan importante para ti mismo
Si juzgamos a los demás favorablemente, también Dios nos juzgará a nosotros de la misma manera.
Juzgar a los demás favorablemente
Uno de los principios judíos más importantes sobre las relaciones interpersonales es la obligación de juzgar a los demás favorablemente y otorgarles el beneficio de la duda (Pirkei Avot 1:6). Este principio es relevante cuando nos acercamos a las Altas Fiestas, a los «Días de juicio», porque si juzgamos a los demás favorablemente, también Dios nos juzgará a nosotros favorablemente (Shabat 127b).
Por lo general, el principio de juzgar favorablemente se aplica cuando la información que tenemos es incompleta. No sabemos si la persona está o no actuando de la forma adecuada, y la situación puede interpretarse favorable o desfavorablemente. No conocemos los datos subyacentes de la situación, sólo lo que se ve sobre la superficie, y no tenemos una imagen completa. En tales casos, se nos enseña a completar las piezas que faltan con suposiciones positivas.
Por ejemplo, sabemos que alguien cuida kashrut, pero lo vemos entrar a McDonald’s. En esa situación, darle a la persona el beneficio de la duda implica asumir que entró al restaurante por alguna otra razón que no fuera para comer. Tal vez para usar el baño.
¿Cómo Dios puede juzgarnos favorablemente si ya sabe todo?
¿Pero cómo funciona esto con Dios? Nos enseñan que si les damos a los demás el beneficio de la duda, Dios hará lo mismo por nosotros. ¿Pero cómo puede ser eso posible? A fin de cuentas, Dios es Omnisciente. Él sabe todo, no le falta ninguna información, el conoce la película completa. Entonces, si Dios sabe todo, si Él sabe por qué esa persona entró a McDonald’s, ¿qué significa que nos va a juzgar favorablemente? ¿Acaso Dios no sabe ya si actuamos o no correctamente?
Rav Jaim Shmuelevitz responde que en cada actividad humana hay algo bueno y algo malo. Incluso cuando hacemos lo correcto, usualmente hay algún aspecto que se hace para obtener una ganancia personal. Ningún acto es motivado cien por ciento por puro altruismo.
Asimismo, cuando hacemos algo malo, inevitablemente allí hay también algo bueno. La cuestión es dónde colocamos el foco, en lo positivo o en lo negativo. Dado que en cada acto existe tanto lo bueno como lo malo, tenemos la elección respecto a dónde dirigimos nuestra atención. ¿Elegimos ver lo bueno de las personas o lo malo? ¿Nos enfocamos en los aspectos de carácter positivos o en las áreas en las que fracasan?
Rav Shmuelevitz responde que aquello en lo que escojamos enfocarnos en los demás, será en lo que Dios se enfocará en nosotros.
Si elegimos dirigir nuestra atención hacia lo bueno de los demás, incluso cuando no vemos toda la imagen, Dios se enfocará en lo bueno que hay en nosotros, incluso cuando Él sepa cuál es toda la situación. Asimismo, si nos enfocamos en lo malo de los demás, Dios también se enfocará en nuestros aspectos negativos. A fin de cuentas, ¿cómo podemos esperar que Dios nos juzgue más favorablemente de lo que nosotros juzgamos a los demás?
Cuando elegimos cerrar los ojos ante los aspectos negativos del comportamiento de otra persona, no estamos siendo ingenuos. Se trata de elegir enfocarse en lo positivo que existe en la conducta y en el carácter de nuestro amigo.
Supongamos que un niño quiere ayudar a sus padre y comienza a lavar los platos, pero como no tiene cuidado se le cae un plato y estalla en el suelo. El padre puede estar molesto con su hijo por no haber sido cuidadoso, pero en cambio puede elegir enfocarse en cómo el niño estaba dispuesto a ayudar en la casa. Tanto el deseo del niño de ayudar como su falta de cuidado son reales. El padre puede elegir si se va a enfocar en lo positivo o en lo negativo, y esta es una elección que todos debemos tomar respecto a dónde dirigimos nuestra atención.
Si nos habituamos a tratar rutinariamente de encontrar lo bueno en los demás, con el tiempo nos entrenamos para elegir siempre lo bueno. Al enfocarnos en los mejor de los demás nos volvemos personas más positivas.
Juzgar a la «persona entera»
Juzgar a los demás favorablemente puede ser todo un desafío, especialmente cuando sentimos que alguien nos hizo algo malo o nos ofendió de alguna manera. Una sugerencia que me resultó útil al juzgar a otros cuando siento que me trataron mal o de forma injusta, se encuentra en las mismas palabras de los Sabios de la Mishná: have dan et kol haadam lekaf zejut – juzga a todas las personas favorablemente (Pirkei Avot 1:6). La palabra hebrea kol o ‘todo’, pareciera sugerir que debemos juzgar a «todas» las personas favorablemente, no sólo a algunas. Sin embargo, hay otra forma de entender esta frase.
La expresión hebrea kol haadam también puede traducirse como ‘la persona entera’. No tenemos que enfocarnos en lo malo que hizo esa persona y definirla sólo por ese acto. No debemos ver sólo lo que esa persona hizo para ofendernos. Podemos elegir ver a kol haadam, a ‘la persona entera’. Ver a la persona entera no va a borrar lo malo, pero nos permitirá ver el mal acto dentro del contexto de la persona entera, incluyendo todas sus cualidades positivas y los buenos actos que ha hecho. Eso nos ayuda a evitar enfocarnos sólo en una ofensa y en cambio ampliar la perspectiva y ver a toda la persona, una técnica muy poderosa para lograr juzgar a las personas favorablemente.
Mientras más elegimos ver lo bueno en los demás, más lograremos ser las personas positivas que deseamos ser. Imagina qué diferente sería el mundo si pudiéramos rescatar cualquier cosa buena que viéramos en los demás. Como enseñan nuestros Sabios, cuanto más lo hagamos respecto a los demás, más Dios lo hará por nosotros.
Ejercicio práctico
Ejercicio práctico: Reflexiona sobre una situación en la que sentiste que alguien te dañó. ¿Puedes llegar a considerar que hubo circunstancias de la vida de esa persona que pueden ayudarte a entender por qué se comportó de esa manera?
Versión original: Aish Latino escrito por Rav Mark Wildes