¿Por qué la Torá no menciona la vida después de la muerte?
La creencia en el Mundo Venidero es una base del judaísmo. ¿Por qué la Torá no habla de eso?
Prácticamente todas las religiones tienen un concepto del cielo: mientras que nuestra vida en este mundo es temporaria, nuestras almas seguirán viviendo después de la muerte por la eternidad. Y si preguntas, la mayoría de los judíos te dirán que también el judaísmo se incluye en esta categoría.
¿Pero cuántas veces la Biblia hebrea menciona el Mundo Venidero?
La respuesta es: cero.
La Biblia, el más famoso de todos los libros religiosos, el documento básico del monoteísmo ético, no menciona ni una sola vez la vida después de la muerte.
La pregunta se vuelve más interesante cuando analizamos los interminables comentarios judíos, desde los Sabios del Talmud hasta la era moderna, ya que todos ellos hablan del Mundo Venidero, en hebreo Olam Habá. De hecho, la idea del más allá, saber que nuestros actos tienen consecuencias y un significado eterno, es un pilar de la creencia judía.
Entonces, ¿por qué no se lo menciona en la Torá, la máxima guía en la que deben creer los judíos?
Los eruditos judíos han dado diversas respuestas a esta pregunta.
La opinión de Najmánides, un gran erudito del siglo XII conocido como el Rambán, es que la Torá discute sobre espiritualidad por todas partes, habla de Dios, de milagros divinos y de las almas. El Rambán dice que es evidente que claramente hay un reino que debe existir fuera del reino físico.
Otra opinión es que enfocarse en el cielo quitaría importancia a este mundo (aprovechar las bendiciones de este mundo y desarrollar nuestro potencial aquí y ahora), y ya sabemos lo que ocurre cuando una religión se enfoca demasiado en el «paraíso» o en promesas de un mundo futuro, eso inevitablemente le quita valor a la vida aquí en la tierra.
Pero me gustaría compartir con ustedes la respuesta que dio a esta pregunta Maimónides, el Rambam, un gigante de la Torá del siglo XI que codificó la ley judía y escribió la obra magna Mishné Torá, una respuesta que me resulta especialmente conmovedora.
Él dice que la Torá es un libro de obligaciones, y si la Torá comenzara a discutir sobre la recompensa en el Mundo Venidero, entonces eso terminaría obligándonos a servir a Dios con la intención de recibir la recompensa en el Mundo Venidero, y eso sería perder de vista todo el objetivo.
El judaísmo cree que la vida se trata de construir una relación de amor con Dios. La Torá es como nuestro documento de matrimonio, en hebreo nuestra ketubá con Dios.
En una ketubá, un contrato matrimonial, se enumeran las obligaciones que tienen los cónyuges entre ellos.
Imagina si el documento dijera: «Sé amable con él para que te prepare el desayuno por las mañanas». ¡Qué poco romántico!
La Torá quiere que construyamos una relación de amor con Dios, no desde el egoísmo y el ego, sino desde el cuidado genuino.
Por supuesto que cada uno de los cónyuges puede saber que su vida será más placentera si cada uno le da al otro, pero codificar en el documento matrimonial que deben darle algo al otro para recibir algo a cambio no tiene sentido: eso no es amor.
Una relación verdadera y afectuosa puede comenzar de dos personas que hacen cosas por su propio interés. Pero lo ideal es ir más allá de las necesidades egoístas y llegar a un punto en el que cada miembro de la pareja da simplemente porque ama al otro.
Lo mismo ocurre en nuestra relación con Dios. Lo ideal no es pensar en lo que nos conviene, en qué recompensa podemos obtener, porque eso no es amor.
La Torá quiere que construyamos una relación de amor con Dios, no desde el egoísmo y el ego, sino desde el cuidado genuino.
Por lo tanto, sí, podemos saber que hay un Mundo Venidero. De hecho, la Torá Oral que se transmitió durante generaciones habla del Mundo Venidero en muchas partes. Pero no está escrito en la Torá, no está codificado en el «documento matrimonial» por así decir, porque eso se aleja de la esencia del amor verdadero.
El mayor placer que podemos experimentar en una relación no se encuentra cuando nos enfocamos en lo que podemos recibir a cambio, sino más bien cuando eso es lo último que tenemos en mente.
Versión original: Aish Latino escrito por Ollie Anisfeld
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