El envejecimiento es inevitable, así que ¿por qué no hacerlo con alegría? Así es cómo
“Envejecer con gracia” implica caminar por la cuerda floja entre una sociedad obsesionada con la juventud, que nos dice que nuestro valor disminuye a medida que envejecemos, y una cultura que dice que nada es tan poco atractivo como la desesperación, el deseo ferviente de algo que no podemos tener.